LOS ANGELES, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
La pequeña del clan Osbourne siempre ha sido capaz de llamar la atención con sus looks, pero lo que parece claro es que con los años ha conseguido encontrar el estilo que más le favorece, y desde que se pasó al rubio sus looks han ido mejorando por momentos.
Desde que era pequeña, Kelly lucía un look muy gótico, semajante al de su padre Ozzy, con un maquillaje arriesgado, apostaba siempre por colores como el verde, el morado y normalmente el rojo para los labios. Además, tenía unos kilos de más y en lugar de usar ropa holgada, siempre aparecía enfundada en vestido que la marcaban demasiado la figura.
Era una adolescente con ganas de mostrar su personalidad, y aunque a menudo no fuera capaz de sacarse partido con sus looks, demostraba que era una chica coqueta y muy pendiente de su aspecto.
Con el paso del tiempo, la joven decidió optar por un look más estilo emo, es decir, con el pelo cortito tipo pixie, y los ojos con una dosis extra de eyeliner, la tez especialmente blanca y una extraña androginia en sus gestos.
Pero la camaleónica cantante ha depurado su estilo poco a poco y ha sabido sacar su lado más femenino. Después de probar todo tipo de peinados y tintes imposibles, decidió dar un giro de 180 grados a su aspecto y se pasó del moreno azabache a un rubio de lo más favorecedor. Además optó por dejar los escesos y comenzar a maquillarse de una forma mucho más discreta y siguiendo las tendencias del momento. Ahora ha sabido sacar partido a su físico y muestra una imagen mucho más femenina y chic.
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