Aitana Sánchez Gijón, conquistada por la magia del desierto del sáhara

La Actriz Aitana Sánchez-Gijón En El Sáhara
BEATRIZ VELASCO/EP
Europa Press Chance
Actualizado: martes, 8 mayo 2012 20:05

MADRID 8 May. (Por Irene Díaz) -

Invitada por la IX Edición del Festival de cine del Sáhara, Aitana Sánchez Gijón ha viajado a los campamentos de refugiados saharauis para reivindicar un año más que se solucione definitivamente el conflicto de este pueblo.

La actriz ha querido que a esta aventura solidaria le acompañe su hija Bruna de ocho años, quiere que sus pequeños entiendan que hay más realidades a parte de las que a ellos les ha tocado vivir.

Inmersa en los preparativos de su próxima obra teatral, la madrileña ha hecho un paréntesis en su vida para embarcarse en una inolvidable aventura que sin duda le va a dejar una profunda huella.

- Cuéntanos Aitana, ¿es la primera vez que vas al Sáhara?

- Sí, me llevan invitando desde la primera edición pero nunca había encontrado el momento.

- ¿Qué te atrajo del Festival de Cine que se celebra allí?

- La posibilidad de vivir de cerca su realidad y compartir su historia, convivir con una familia saharaui, escuchar sus historias, ver como viven, como se manejan y como sobreviven en el desierto. Este festival viene a traerles un poquito de alegría pero sobre todo trata de darles visibilidad y conseguir que se hable de este conflicto. Vivimos en un mundo en el que las cosas de las que no se habla parece que no existen y el Sáhara es uno de estos conflictos olvidados e incómodos de los que nadie habla.

- ¿Qué te ha impactado más?

- El viaje ha superado con creces mis expectativas, sorprende la capacidad que tienen de sobrevivir en medio de la nada, están muy estructurados y bien organizados. Las mujeres saharauis tienen un papel muy activo dentro de la sociedad, funcionan como si fueran un estado laico y son un pueblo muy cercano. Es admirable que sigan en pie de paz a pesar de ver como año tras año se demora la solución que esperan, deberían ser un ejemplo en vez de estar olvidados, porque acatan las resoluciones, siguen apostando por la paz y simplemente reivindican sus derechos. Resulta dramático ver como las potencias occidentales sólo se mueven cuando se les pincha. Si el mundo no es capaz de atender demandas como la de este pueblo, está perdido.

- Habéis firmado un nuevo manifiesto...

- Sí, como cada año los invitados del festival hemos hechos un manifiesto común, es muy fácil ponerse de acuerdo cuando se comprende la realidad de este pueblo.

- ¿Volverás?

- Me encantaría pero lo que realmente quiero es volver a celebrarlo en el Aaiun, en un Sáhara libre. Es una causa difícil y como tal tardará un poco más pero no es imposible.

- ¿Por qué decidiste llevarte a tu hija?

- Pensé que este viaje podría ser un despertar importante a la vida para ella, para mi lo fundamental como madre es que mis hijos abran los ojos al mundo y sean conscientes del privilegio que tienen de vivir donde lo hacen y como lo hacen. Me gusta que se den cuenta de que existen otras realidades diferentes a la suya porque quiero criar unos hijos solidarios y con la conciencia bien despierta.

- Fuisteis las dos solas...

- Sí, su hermano mayor se ha quedado en España con su padre, este era un viaje de chicas. Nos gusta hacer viajes de uno en uno de vez en cuando, se establece una relación diferente que también es necesaria.

- ¿Ha sido fácil como madre?

- Muy fácil, el pueblo saharaui es muy hospitalario, las familias te acogen en su casa como si fueras uno más así que ha sido como estar en casa, se ha integrado perfectamente y ya está por ahí como una más.

- ¿Le ha chocado esta forma de vida?

- No, lo ha vivido de forma natural. Los niños tienen menos prejuicios que nadie, sabía que venía a una realidad distinta y que de lo que se trataba era de acoplarse a ella.

- ¿Qué proyectos tienes ahora?

- Estoy preparando una nueva función de teatro con Adriana Ozores, Pedro Casablanc y José Luis García Pérez bajo la dirección de Tamzin Townsend. Es una historia de nueve personajes que por medio del thriller cuenta una trama de soledades, incomunicación y búsqueda, lo que toca en la cuarentena. Estaremos en el Teatro Marquina en septiembre.

- Parece que es un buen momento para el teatro...

- Es un momento muy creativo por la gran conexión que hay con el público, la gente va cada vez más al teatro pero por otro lado hacer giras se ha vuelto casi imposible, las compañías tienen que asumir demasiado riesgo y no les compensa.

- No se augura un futuro mejor para la profesión...

- Se está cerrando todo, la situación es cada vez más asfixiante, no se hacen películas. Estoy preocupada, como todos. Tengo la suerte y el privilegio de poder hacer teatro, en condiciones arriesgadas pero hacerlo y no cuento con nada más que con eso.

- ¿Cuál es tu receta para la crisis?

- No tengo ninguna receta, lo que tengo claro es que la solución no pasa por el neoliberalismo salvaje que imponen las leyes de los mercados. Ellos han provocado la crisis y no son ellos los que nos van a sacar de ella, utilizando sus recetas nos vamos a hundir más y más. Estamos ante un salvaje retroceso de derechos que han sido adquiridos a base de mucho esfuerzo y durante muchos años. Se derrumban de un plumazo y no confío en que se desee volver a recuperarlos.

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