El cantante y compositor Jorge Drexler hizo acto de presencia en su único concierto en nuestro país, en el Festival Internacional de Percusión Atapercur 09. La pareja sentimental de la vocalista de Marlango está disfrutando de un año sabático en el que ha querido centrarse en la composición del que será su próximo disco y, como no, en su familia, ya que el uruguayo fue padre por segunda vez a principios de este año.
El músico ya tiene un hijo, Pablo, de la cantante Rita Calypso, pero es Luca, fruto de su relación con la Leonor Watling, quien ocupa ahora mismo su mayor atención. Sus compromisos profesionales le han hecho viajar constantemente en las últimas semanas por lo que Drexler ha decidido no salir de nuestro país para pasar, junto a su familia, los próximos meses de verano...
- Jorge, ¿por qué participar en un Festival como este?
- Por el desafío que es revisitar todo mi repertorio desde otro ángulo, desde el ángulo de la percusión.
- ¿No lo habías hecho antes?
- Sí, he trabajado mucho con percusión pero nunca había sido el prisma central a partir del que miras las canciones.
- ¿Qué crees que tiene de especial este Festival para enganchar al público?
- La percusión es algo más antiguo que el lenguaje hablado. Si a eso le sumamos que está relacionado a un lugar asociado a la memoria, como es Atapuerca, en un momento tan lindo del año como es éste... Ahí están todos los ingredientes.
- Se comenta que en éste, tu único concierto en España, veremos un Jorge Drexler diferente.
- Hay cosas que uno ni con todas sus fuerzas puede cambia (sonríe). Pero sí, en este concierto seré diferente a la vez que el mismo. Sí van a ver cosas bastante diferentes de lo que están acostumbrados a ver de mi.
- Sorprenderá a tus seguidores...
- Incluso a mi me va a sorprender (ríe).
- Única oportunidad para verte en concierto porque estás en pleno año sabático, Jorge.
- Sí. Este es un sabático raro porque seguimos con lagunas cosas fuera de España, aunque ahora ya paré. Estoy muy metido en la composición de mi próximo disco.
- ¿Te resultado complicado este momento de composición?
- Tocar en vivo es más agradecido. Componer es crear algo de la nada, y el contacto con la nada es algo que enseña mucho e inquieta mucho también.
- ¿Cómo llega a ti la inspiración, Jorge?
- Es un proceso mixto. Por una parte llega cuando menos te lo esperas y también viene por un estado emocional. Después de llevar varios días componiendo es cuando llegan las canciones que uno busca. Uno va construyendo un submarino con el que va llegando más al fondo. Eso me pasa a mi. Es un acto en el que me cuesta mucho entrar, pero cuando lo hago me cuesta mucho salir (sonríe).
- ¿En qué momento te encuentras ahora mismo de esa composición?
- Estoy en la mitad. Paré en estos días para ensayar pero cuando se abre la caja de Pandora... Ahora mismo estoy pensando en cosas.
- ¿Será un disco diferente a tus anteriores trabajos?
- No lo sé. Tengo seis o siete canciones nada más y hasta que no tenga alguna más no sabré por donde las quiero llevar.
- Pero esa melancolía típica de Jorge Drexler estará.
- Sí (sonríe). Eso es algo inherente a nuestra condición. Uruguay es lánguido.
- ¿Algún toque español podremos encontrar?
- Sí. Llevo trece años aquí, y Madrid es mi ciudad por elección. La capital tiene un efecto sobre mi muy beneficioso (sonríe). Me carga de esa energía y alegría que tienen los que aquí viven. Me encanta.
- Jorge, ¿cuándo te veremos por nuestro país con tu nuevo trabajo?
- Por febrero o marzo del próximo año.
- ¿Y cómo se plantean las vacaciones?
- Mixtas. Voy a estar descansando a la vez que compongo.
- ¿Irás a Uruguay?
- No. Llegué la semana pasada de estar tres semanas fuera, viajando mucho, mucho. Tengo ganas de quedarme aquí para seguir componiendo.
- Tantos viajes no te dejarán disfrutar de tu pequeño Luca. ¿Cómo lo llevas?
- Como todos los padres que tienen que trabajar. Entré en este trabajo sin ser consciente de hasta qué punto era un trabajo de saltimbanqui. Tiene muchas alegrías y también cosas malas, como que genera de desarraigo. Eso hay que asumirlo. Pero ahora mismo hay una necesidad de trabajar, así que hay que hacerlo.
- ¿Te gustaría inculcarles las música a tus dos hijos, Pablo y Luca?
- Nunca se lo impondría a mis hijos. En general, inculcar es una de las palabras que menos me gustan. No se le inyecta a alguien las cosas. Yo digo lo que soy, lo que siento y lo que hago. Suelto todo y tengo la suerte de que hay gente que lo recoge, pero en ningún momento es una imposición. Inculcar amor hacia un instrumento, o hacia una persona, es algo inútil. Si hay una característica del amor y de la inspiración es esa, que no se pueden inculcar.