Silvia Marsó estrena "Pájaros muertos" en la gran pantalla

Silvia Marsó
Josefina Blanco
Actualizado: jueves, 1 octubre 2009 13:30

Por M. J. Moreno

Conocida de sobra en una profesión que lleva desempeñando 30 años Silvia Marsó se muestra tan sonriente y entusiasta como el primer día. Es de esas actrices que ya no quedan que lo transmiten todo con la mirada y tiene fuerza y ganas de sobra para seguir implicando al público en todos los proyectos que toca. Considera muy importante hacer trabajos que conmuevan o que hagan pensar, aunque también ha hecho comedias de situación como su papel de mala en la serie "Ana y los siete". Muchos la recuerdan como azafata del programa de Chicho Ibáñez Serrador "Un, dos, tres", del que a sus 46 años le quedan "las ganas y la ilusión de seguir trabajando". Con 3 proyectos más en mente y un niño de 10 años al que considera el motor de su vida, la barcelonesa hace una nueva incursión en la gran pantalla con la película "Pájaros muertos", donde interpreta el papel de una mujer que vive de cara a la galería.

-¿Qué sentiste cuando te ofrecieron este papel?

-Sentí que era un reto, porque esta película es muy poco convencional, ya que plasma una realidad social y al mismo tiempo está llena de originalidad. Mi personaje pasa por un proceso de autodestrucción muy interesante, nunca había hecho algo así, con un lado tan oscuro y al mismo tiempo mostrando de forma externa un lado bueno completamente falso. Lo más interesante de la película es que muestra a gente que vive de cara a la galería, muertos por dentro, pero con un toque de humor.

-¿Ha sido difícil meterte en la piel de un personaje tan oscuro?

-Sí, porque tenía que trabajar la verdad interior de mi personaje y por otro lado lo que ella muestra. El personaje al final degenera hasta lo terrorífico.

-Cuentas que te gustan los proyectos capaces de suscitar críticas. ¿Siempre a contracorriente?

-Sí, es el cometido de los actores, o eso debería ser, porque hay gente que solo quiere ser famosa, ganar dinero y ligar mucho. Sin embargo a mi siempre me ha movido la fuerza que podemos llegar a tener para que la gente se pregunte a cerca de sus vidas. Pienso que detrás de un artista siempre tiene que haber un punto de vista para que la gente piense, aunque a veces también haga comedias de situación que son simplemente divertidas.

-Cuando te ofrecen una comedia de situación como era "Ana y los siete", ¿qué es lo que valoras para participar en ella?

-En ese momento me venía bien hacer televisión y además era un reto hacer de una mala que le cayera bien a la gente.

-¿Qué tipo de cine ves?

-Siempre veo las versiones originales subtituladas y casi nunca cine americano, porque el que nos llega aquí es el peor. El cine europeo plantea cosas más cercanas y siempre tiene un componente en el que se cuestiona algo.

-Llevas muchos años en esta profesión, ¿qué te ha ofrecido?

-Todo, le tengo mucho respeto a mi trabajo. Ser actriz no tiene que ser un modo de vida para subsistir, pero sí algo por lo que luchas. Me gusta ver como a mi alrededor yo me mantengo, mientras que otros suben como la espuma y luego caen. Esta profesión es una carrera de fondo, donde no hay metas.

-¿Lo peor de se actriz?

-Los trepas, porque esta profesión es muy atractiva. Son competencia desleal.

-¿Alguno de esos trepas te ha mellado?

-Sí, claro, en 30 años me ha dado tiempo a conocer muchísimos. Los trepas suelen llegar donde quieren, pero los compañeros no les quieren, y a mi sin embargo sí me quieren. Creo que el concepto de dignidad se ha perdido, pero yo lo defiendo con vocación y entusiasmo.

-Hablando del público, ¿has vivido momentos en los que no podías andar por la calle debido a los fans?

-Sí, pero luego la gente se va tranquilizando. Para mi la fama verdadera es cuando tiene nombre y apellidos al margen del personaje al que estés interpretando en ese momento.

-¿Te han llegado a agobiar?

-No, porque la gente te respeta si tú te haces respetar.

-¿Y cómo te haces respetar?

-No dando de qué hablar y siendo muy recelosa con mi vida privada. Llevando una vida de ciudadana normal.

-¿Qué queda de la Silvia Marsó de "Un, dos, tres"?

-Las ganas y la ilusión de seguir trabajando.

-¿Qué crees que has logrado en todo este tiempo?

-El respeto de compañeros y crítica.

-¿Hay algo en el terreno personal que te gustaría materializar cuanto antes?

-Me gustaría ir a la selva amazónica, porque soy una ecologista convencida y antes de que desaparezca me gustaría verla.

-Si un día te levantas y todo tu mundo se esfuma como por arte de magia, ¿qué harías?

-Me apuntaría a Payasos Sin Fronteras o con Greenpeace.

-¿Alguna vez has deseado huir?

-No se ha dado la circunstancia, porque ahora tengo un hijo de 10 añitos, pero el mundo de las ONG me atrae mucho, además pertenezco a varias (ríe).

-¿Tienes tiempo para dedicarle a tu familia?

-Sí.

-¿Tu hijo ve tus trabajos?

-Opina, pero encuentra muy normal que me dedique a esto. No ve la diferencia entre otras madres y yo.

-¿Cuál es el motor de tu vida?

-Muchos, pero sobre todo mi hijo.

-¿Tienes algún proyecto en mente?

-Tengo una obra de teatro y dos series que están ahí tambaleando. Tengo proyectos, en esta profesión siempre los tenemos, otra cosa es que luego salga o no (ríe).