MADRID, 25 Dic. (CHANCE) -
La presencia de Cayetano Martínez de Irujo y su mujer, Bárbara Mirjan, en esta primera Navidad como matrimonio era la más esperada en la cena familiar de Nochebuena celebrada en el Palacio de Liria. Todo porque, después de ocho años y una invitación 'oficial' ante los medios por parte del duque de Alba a su hermano, confirmaba a mediados del mes de noviembre, que los puentes estaban tendidos entre ellos y que la reconciliación era un hecho.
Inka Martí, mujer de Jacobo Siruela, ya dejaba caer a primera hora de la tarde del 24 de diciembre, que su cuñado quizá asistiría a la reunión familiar. No decía lo mismo Eugenia Martínez de Irujo, que prefería no mojarse y evitar responder a 'la pregunta del millón'. La pequeña de la Casa de Alba sabe que cualquier palabra o hecho que tenga que ver con Cayetano es susceptible de convertirse en noticia y en una fecha tan señalada como ésta, con más motivo.
Pero lejos de que exista una nueva rencilla entre los hijos de la inolvidable doña Cayetana, lo cierto es que parece que todo es más sencillo, según ha contado la periodista Paloma Barrientos. Porque el conde de Salvatierra, por mucho título nobiliario que ostente, es un hombre de hoy en día y como todo hijo de vecino, esta primera Nochebuena de 'recién casado', ha tenido que repartirse entre su casa y la de sus suegros.
De ahí que no haya podido corresponder a la invitación de su hermano mayor, que tenía preparado un servicio para Cayetano y su cuñada en la mesa dispuesta en el Palacio de Liria, donde sí cenaron además de Jacobo Siruela e Inka Martí; Eugenia y Narcís; los duques de Húescar, Carlos Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo; y los condes de Osorno, Fernando Fitz-James Stuart y su mujer, Belén Corsini, entre otros.