Marina Danko: "Sebastián ha sido el hombre de mi vida"

Palomo Linares Y Marina Danko
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 7 diciembre 2011 20:33

MADRID, 7 Dic. (OTR/PRESS - Ana Isabel Jerónimo) -

Los divorcios no son fáciles de superar, y si no que se lo digan a Marina Danko, que poco a poco intenta volver a su vida cotidiana después de su ruptura matrimonial con Sebastián Palomo. Gracias al apoyo de su familia, la exmujer del torero está procurando salir adelante de ello, aunque reconoce que Sebastián ha sido "el hombre de su vida".

A pesar de que Marina asegura sentirse "muy bien", en el fondo está viviendo uno de los momentos más difíciles y "dolorosos" de su vida a causa de su separación. Una de sus principales distracciones es su familia, que le está arropando mucho para superar la ruptura.

Junto a sus hijos Sebastián, de 34 años, y Andrés, de 23, que viven con su madre en la vivienda familiar en el barrio madrileño de Salamanca, Marina celebró el santo del segundo no sin notar la ausencia de su hijo mediano, Miguel, de 31 años, que se ha alineado con su padre en esta separación.

A esta reunión familiar, además, acudieron los tíos y los primos que Marina tiene en España. En compañía de los suyos, Marina pudo distraerse y mantener un rato agradable para así olvidar por un momento el mal de amores desde que ella y Sebastián pusieran punto y final a su matrimonio.

La exmujer del diestro confiesa, en una entrevista a la revista 'Semana', que están siendo momentos "muy dolorosos" para ella y que desearía no haber tenido que llegar a esto "jamás". A pesar de todo, no le queda más remedio que centrarse en la ayuda que le ofrece su familia, en especial, su madre, a la que le sigue su padre y sus hermanos, a los que quiere "muchísimo".

Por ser su ex marido y no solo el padre de sus hijos, sino también "el hombre de su vida", Marina no guarda rencor a Sebastián y reconoce que los buenos recuerdos con el torero se quedarán con ella "siempre". "Porque lo he querido, ha sido el hombre de mi vida y él lo sabe", asegura.