LONDRES 11 May. (EUROPA PRESS) -
Los escándalos protagonizados por Sarah Ferguson le pasaron factura el día de la boda de los Duques de Cambridge. La familia real decidió no invitarla, por lo que decidió irse de viaje mientras su ex marido y sus hijas acudían a la celebración.
Sarah Ferguson es persona non grata para la familia real británica debido a sus continuos escándalos, y entre las invitaciones de boda enviadas no se encontraba la suya. Ahora, la Duquesa de York ha explicado a Oprah Winfrey cómo se sintió ante ese gesto de rechazo.
"No estaba invitada, así que elegí irme a Tailandia a un sitio llamado Camelia y... la jungla me envolvió", ha declarado Sarah Ferguson. Claro que por muy lejos que se fuera, que sus hijas y su ex sí fueran invitados seguía pesándole.
"Fue muy difícil. Yo quería estar allí con mis niñas, que nos vistiéramos y acudiéramos como una familia", reconoce Ferguson, y añade: "Y también fue duro porque la última novia (de la realeza británica) en pasar por el altar fui yo".
Su boda con el Príncipe Andrés tuvo lugar allá por 1986, un matrimonio al que pusieron punto final en 1996 con un divorcio, cuatro años más tarde de la separación.
"De hecho, cuando Andrés fue (a la boda) con las niñas, estuvimos hablando toda la mañana y él decía: 'Todo está bien. Tan solo acuérdate de que pasamos un día genial, nuestra boda fue perfecta'", continuó explicando.
Pero lejos de quejarse por haberla dejado apartada, la Duquesa de York ha asumido sus fallos públicamente: "No me condenaron al ostracismo, fui yo la que lo hice con mi comportamiento del pasado, con los remordimientos por mis errores".
Por ello, Sarah Ferguson ha decidido dejar a un lado el rencor para alegrarse del éxito de los Príncipes Guillermo y Harry: "Creo que lo hicieron genial. Y realmente me gusta sentir que ni Diana ni yo estuvimos allí. Pero estoy aquí para decir lo orgullosa que se hubiera sentido".