Pese a que al pensar en un jardín lo primero que nos viene a la cabeza es que se trata de algo bueno para el medio ambiente, no es realmente así. El empleo masivo de insecticidas, herbicidas o fungicidas o el consumo excesivo de agua en el riego, son los principales signos de poco respeto al medio ambiente, y por los cuales tu jardín puede convertirse en algo dañino para el mismo. Por ello proponemos un nuevo modo de construir jardines de una forma respetuosa con el entorno. Son los jardines ecológicos.
¿Qué es la jardinería ecológica?
Se trata de aquella que aprovecha los medios que la propia naturaleza ofrece para desarrollar una actitud respetuosa con el entorno. De este modo se fomentan unos hábitos y actitudes que colaboran en la conservación y protección del medio ambiente y de la salud.
Con esta actividad se persigue la búsqueda de la biodiversidad, minimizando los problemas observados en la jardinería convencional como serían las plagas, el no aprovechamiento de los residuos vegetales o el consumo excesivo de agua, especialmente grave cuando se emplean plantas que la necesitan en abundancia en zonas donde escasea.
Un espacio que imita a la naturaleza
Existe la posibilidad de convertir un jardín convencional en un jardín ecológico. Para ello hay que imitar a la propia naturaleza y así conseguiremos que todas las especies, las plantas y la fauna crezcan en armonía.
En el diseño del espacio hay que tener en cuenta varios factores como la orientación de las zonas de sombra o los vientos dominantes. Podemos incluir el uso de recipientes como tinajas, cántaros rotos o recipientes inusuales que reciclemos siempre que no hayan sido tóxicos.
Por otro lado, destacar que cada suelo tienen una constitución diferente ya que puede ser arcilloso, arenoso, pedregoso o limoso. Las plantas necesitan tierra rica y suelta para desarrollar sus raíces. Al remover la tierra, hay que cavarla y voltearla con cuidado no más de 20 cm de profundidad. Su enriquecimiento con mantillo evita la evaporación, manteniendo el suelo húmedo y suelto.
Por último, si tenemos suficiente espacio podemos reservarlo para un pequeño huerto de verduras y hortalizas o, incluso, para un futuro estanque mediante el reciclaje del agua de lluvia.
Consejos de mantenimiento
- Elegir plantas autóctonas ya que son más resistentes al agua, a las plagas y requieren menos cuidados. Por ejemplo, los cactus, el romero, el tomillo o el espliego.
- Colocar farolas y balizas fotovoltaicas que se alimenten de energía solar.
- Utilizar para el suelo o el pie de las plantas un acolchado con diferentes materiales de una capa de espesor de 5 a 15 cm. Para ello utilizar materiales como cortezas de pino trituradas, hojas, hierbas, pajas o serrín.
- Emplear insecticidas admitidos en Agricultura Ecológica como es el caso del Fungicida de Cobre, el Purín de Ortigas o el Jabón de Potasa.
- Usar riego automático con programador que permitirá regar de noche y evitar la evaporación del día producida por el sol y la evaporación.
De este modo se desarrollará una jardinería de bajo impacto que permitirá desarrollar una actividad acorde con el medio ambiente. Permite todo ello alcanzar el pensamiento de un jardinero ecológico por el que en último término cabe replantearse lo que es una "mala hierba" y no descartar el uso de especies antes así considerados si se ajustan al diseño y necesidades del nuevo jardín ecológico en proyecto.