MADRID 8 Jun. (Carlos Hergueta/Portaltic) -
Coincidiendo con el estreno de la que seguramente sea la mejor película basada en un videojuego, 'Prince of Persia' vuelve a las consolas y recupera el control del tiempo. Su estética no sorprende y su duración es escasa pero ofrece nuevos poderes que logran las plataformas más divertidas de la saga.
Lo mejor:
- Los nuevos poderes crean un sistema de plataformas muy divertido, dinámico y exigente en algunos momentos.
- La combinación de saltos, plataformas y puzzles es tan entretenida como siempre.
Lo peor:
- La duración ronda las siete horas y no tiene alicientes para volver a jugarlo.
- Es demasiado fácil de forma general y cuando empieza a complicarse la aventura termina.
Cuando Jerry Bruckheimer y Disney se hicieron con los derechos para adaptar 'Prince of Persia' al cine, todos los fans de la saga esperábamos que se hiciera justicia a la mítica franquicia a la que dio forma Jordan Mechner de forma artesanal (grabó a su hermano para después copiar a mano sus movimientos y crear las acrobacias al príncipe). Afortunadamente así ha sido.
Posiblemente motivada por esta producción, UbiSoft se animó a lanzar un nuevo videojuego basado en 'Prince of Persia' coincidiendo con el estreno cinematográfico. El videojuego, al igual que la película, retoma el poder de la daga del tiempo y apuesta por una estética realista; aunque se desmarca del argumento de la gran pantalla y sitúa su historia entre el primer y el segundo título de la anterior trilogía.
Al príncipe visita el palacio de su familia, donde gobierna su hermano mayor Malik, ante la ausencia del monarca. La fortaleza sufre al asedio de un ejército enemigo y Malik decide invocar a un ejército mágico de arena del rey Salomón.
Malik consigue su objetivo: las fuerzas invasoras son derrotadas. Sin embargo, el poder del ejército mágico no cesa y cada habitante del palacio se transforma en estatua de arena, los soldados surgen sin cesar de la tierra y un todopoderoso monstruo escapa de su cautiverio con ganas de conquistar el mundo. El príncipe y su hermano se mantienen a salvo de la maldición gracias a unos medallones mágicos y deben tratar de restaurar el orden. Así comienza la aventura...
REGRESO A LOS ORÍGENES.
Nos encontramos ante una aventura de acción en tercera persona en las que se combinan las plataformas, los puzzles y los combates. Todo ello aderezado con poderes basados en diferentes "elementos": fuego, tierra, aire, agua y tiempo (que mejoramos con los puntos que conseguimos al derrotar enemigos).
Afortunadamente se ha abandonado la sencillez extrema de la anterior entrega de 'Prince of Persia' y los controles son más exigentes. Las de plataformas son las zonas más abundantes del juego; unas zonas en las que el príncipe demuestra que es un auténtico acróbata.
El prólogo recuerda al del primer videojuego de la trilogía de 'Las arenas del tiempo'. El personaje puede andar por las paredes (en vertical y en horizontal), caminar por estrechas vigas, saltar rebotando de pared en pared, balancearse en postes, agarrarse a columnas...
La posibilidad de rebobinar el tiempo cuando damos un mal paso no tarda en hacer acto de presencia. Sin embargo, el parecido de los poderes con la trilogía de la anterior generación termina ahí. En lugar de detener la acción, ralentizarla o acelerarla, vamos consiguiendo otras habilidades.
Los cuatro botones superiores (Eles, erres y gatillos) permiten desencadenar cuatro poderes acrobáticos (trepar, rebobinar, congelar agua y recordar estructuras del castillo). Mientras saltamos vamos combinando estos poderes para crear plataformas y hacerlas desaparecer (por ejemplo, mantenemos pulsado el botón de congelar el agua para balancearnos en un chorro y tras saltar hemos de soltarlo para atravesar con éxito una cascada).
Las plataformas comienzan divertidas, absorbentes (aunque no son excesivamente complicadas). A medida que se van combinando los poderes, esta parte del juego va ganando cada vez más interés e intensidad. Lamentablemente, cuando alcanzan su punto álgido la aventura termina.
Los combates apuestan por unos enfrentamientos multitudinarios, en lugar del 1 vs. 1 del anterior videojuego. Pueden aparecer varias decenas a la vez (aunque los diseños no son muy variados) a lo que ayuda que podamos saltar de cabeza en cabeza o rodar por el suelo para esquivar ataques.
Únicamente contamos con un golpe de espada (de combos nada), una patada para derribar y cuatro poderes elementales: dejar una estela de fuego, lanzar ráfagas de hielo, invocar un huracán y crear una armadura de piedra. Por último, si mantenemos pulsado el botón de ataque desencadenamos un ataque fuerte que abate a varios enemigos.
El resultado son unos combates algo repetitivos y tirando a anodinos. Entretienen lo justo. La falta de combos, de un botón para cubrirnos, la casi irrelevancia de usar los poderes o la repetición del diseño de los enemigos son cosas que podían haber mejorado mucho este apartado.
La última pieza del sistema de juego de 'Prince of Persia', los puzles, no destacan como las plataformas ni decepcionan como los combates. Todos consisten en mover manivelas que a su vez mueven grandes engranajes; y, según avanzamos, la cosa se combina con los poderes. No son especialmente complicados pero sí satisfactorios y a veces espectaculares gracias al uso de grandes estructuras.
APARTADO TÉCNICO.
El caso del apartado técnico del último 'Prince of Persia' recuerda al de 'Splinter Cell Conviction': es notable pero sin conseguir destacar. La ejecución del palacio es lo que más llama la atención, con una gran profundidad de campo y construcciones que llegan a ser tan grandes como bellas.
Sin embargo, en Ubisoft han jugado poco con la iluminación dinámica, las texturas elaboradas y los reflejos; recursos que se esperan en un escenario como un palacio y que sí supieron explotar 'Uncharted' o 'God of War'. El diseño de los personajes cumple aunque sin alardes que sorprendan, expresiones faciales llamativas o movimiento muscular.
Las animaciones, que siempre han sido una seña de calidad de 'Prince of Persia', son mejorables. En la mayoría de los casos son fluidas y detalladas, como cuando el príncipe salta o trepa; lamentablemente, no se han cuidado detalles como cambiar la animación y se producen errores de colisión con los enemigos. La cámara también comete errores durante la lucha (No así en los saltos) y a veces perdemos de vista al personaje.
El engranaje sonoro está bien engrasado. Las notas de la banda sonora nos transportan a una jaima y es fácil llegar a sentir el lujo, la seda y el incienso propios de una de las mil y una noches. Los efectos de sonido --pisadas, sablazos, derrumbamientos...- son creíbles y suficientemente variados. Por su parte, como ya viene siendo marca de la casa en UbiSoft, la localización ha sido cuidada al máximo, con voces acordes a los personajes y bien interpretadas.
CONCLUSIÓN.
Pregunta imprescindible: ¿mejora este 'Prince of Persia' los defectos de su antecesor? Efectivamente, es más variado y exigente. Aunque le falta algo de frescura y resulta bastante corto, el príncipe cumple con un título notable e incluso imprescindible para los fans de la saga y los aventuras plataformeras.
Nota:
Gráficos: Los escenarios resultan bastante espectaculares, aunque con pocos efectos y adornos. Los personajes, algo discretos. 8.
Sonido: Las melodías os transportarán a Persia y os embriagarán de magia y romanticismo. Buen doblaje al castellano. 8,5.
Diversión: Las plataformas son la estrella del título, los puzles cumplen y los combates resultan repetitivos. Demasiado corto. 7,5.
Total: La nueva aventura del príncipe ha vuelto por la senda correcta. Eso sí, aunque innova en algunos aspectos, se estanca en otros. En cualquier caso, hace honor a su habitual desarrollo. 8.