Cheverny, el castillo de Tintín

Castillo de Cheverny
EP
Actualizado: jueves, 27 mayo 2010 14:06

Gracias al famoso dibujante Hergé, el Castillo de Cheverny, situado a muy pocos kilómetros de Blois, en pleno corazón del Valle de Loira, está asociado al popular cómic de Tintín. Curiosamente, este histórico edificio ofrece no solo una exposición dedicada al "héroe aventurero" sino que también se exponen en su interior 34 pinturas que reflejan diferentes escenas de la vida del más famoso caballero andante español, Don Quijote. Los paneles, obra del pintor francés Jean Monier, están situados en el revestimiento de madera de los muros del comedor de este edificio que para muchos es el castillo mejor amueblado y decorado de todo el Valle del Loira.

El comedor del Castillo de Cheverny es, curiosamente, la primera estancia que se visita en este castillo perteneciente a la misma familia, los Hurault, desde que fue levantado en 1620 por el Conde Henri y la Condesa Marguerite de Cheverny: La sala, que fue en parte acondicionada en el siglo XIX para cenas y recepciones de gala, llama la atención por los techos y muros tapizados de cuero y por su chimenea monumental, aunque la mirada del visitante se dirige a estos paneles quijotescos que estaban muy de moda en el siglo XVII y que resaltan escenas tan conocidas como la de la pelea con los molinos de viento, la del enamoramiento de Don Quijote y Dulcinea del Toboso, o la mismísima muerte del ingenioso caballero español.

Pero hay mucho más que ver en el interior de este castillo. Desde la Escalera de Honor, que cuenta con una gran cabeza de un antecedente prehistórico del alce, a la Sala de Armas, la más grande del edificio con una llamativa colección de armas de guerra de los siglos XVI, XVII y XVIII y un baúl cubierto de cuero de Córdoba con las armas de Francia y Navarra que perteneció al rey Enrique IV. Pesa 70 kilos vacío.

La Cámara del Rey es otra parada imprescindible en el recorrido. Cualquier castillo de esta zona debía tener una habitación reservada al Rey y, aunque ésta nunca fue utilizada por el monarca francés, su decoración es espléndida. Los seis tapices que cubren los muros de la sala son espectaculares. Fueron realizados en los Talleres de París e ilustran escenas de las obras de Ulises. También sorprende la gran cama con baldaquino de 2 x 1,60 metros, tapizada con sedas persas bordadas del siglo XVI. Por último. en el Gran Salón del castillo, restaurado en el siglo XIX, se rinde homenaje a los primeros Condes de Cheverny con bellas pinturas de la familia.

Al salir al parque, hacia el invernadero de naranjos, se descubre la fachada trasera del castillo, de estilo Luis XIII, pero la más célebre de Cheverny es la fachada principal que inspiró a Hergé para el castillo de Moulinsart, escenario de la aventuras de Tintín. Muy próximo, en un edificio contiguo al castillo, se puede visitar la exposición dedicada al popular comic.

Muy recomendable para los fans de Hergé y de su admirado héroe de los tebeos, pues durante el recorrido de las salas los visitantes podrán reconocer los trajes de Tintín, su mesa de trabajo con su máquina de escribir, entre otros recuerdos y "pertenencias" de todos los personajes que creó el dibujante belga.

Terminada la visita a la exposición de Tintín, no hay que dejar de ver la camada de perros de caza del castillo e incluso, si el horario coincide, ver como comen con la ayuda de sus cuidadores. Se trata de cien animales que tienen una doble mezcla: primeramente, "Fox hunt" (perro inglés) con "Poitevin" (perro francés), y después una nueva mezcla con un "Français tricolore" (pelo de tres colores, perro francés). El resultado final es un ejemplar grande, con buen olfato y un instinto magnífico para cazar.

Un paseo por el parque y el canal del castillo, utilizando un coche eléctrico y un barco, puede ser la guinda final de una visita sorprendente.