MADRID, 28 Sep. (CHANCE) -
Hay personas que se pueden permitir todo tipo de lujos, incluso aunque estés en la cárcel por torturar otras a otras personas. Eso parecía en Chile hasta que se ha filtrado esta situación a los medios y se la polémica no se ha hecho esperar.
Todo ha empezado por la celebración de una barbacoa en el Penal Cordillera, dónde vivían ocho generales y dos coroneles con todo tipos de lujo.
Tienen a su servicio estos pocos reclusos a todo un ejército de criados: 35 gendarmes en cada turno, una asistente social, tres paramédicos y dos maestras de cocina. Sus comidas las supervisa una nutricionista y hasta hace poco contaban con una piscina.
Es de señalar que en las prisiones comunes cada guardia vigila a cientos de presos, no como en este caso, la única cárcel dónde hay más vigilantes que reclusos. En las otras el hacinamientos es muy alto, hay muy malas condiciones higiénicas y no están preparadas para posibles incendios (hace 3 años murieron casi 100 reclusos en uno).
Por fin parece que se va a cumplimentar los derechos de igualdad que se han estado vulnerando con esta cárcel dónde los prisioneros estaban claramente favorecidos.