MADRID 16 Jun. (CHANCE) -
Manuel Díaz el Cordobés ha diseñado una pulsera solidaria arropado por su mujer, Virginia Troconis "yo sé lo que es pasar hambre en la vida, hambre real, hambre por las circunstancias de la vida, no tener para comer".
El torero Manuel Díaz, "El Cordobés", ha derrochado energía, durante la presentación de la pulsera solidaria que él mismo ha diseñado. El diestro ha hecho un parón en sus entrenamientos para presentar la pulsera en una gran variedad de colores, aunque se siente identificado con el rosa y el albero, "son los que me han ayudado a triunfar en mi profesión".
La recaudación por las ventas de esta pulsera, "granito de arena", cuyo precio es de 1 euro, irá destinada a banco de alimentos. El Cordobés ha querido posar en el photocall y mostrar su pulsera solidaria.
Manuel confiesa algún que otro secreto que nos deja a todos perplejos: "Quiero deciros que yo sé lo que es pasar hambre en la vida, hambre real, hambre por las circunstancias de la vida, no tener para comer. Tener que inventarte mil cosas, en algún caso mi madre cuando vivíamos de chicos con ella. Estoy muy orgulloso de que hayan contado conmigo para colaborar porque es un bien para todos. Comer es un derecho que deberíamos tener todas las personas".
"El hambre en España no lo concibo. Me propusieron que un granito mío de arena llegara a conmover a la gente y por eso estoy aquí. Que la gente que pueda sentir lo que yo he sentido, que un amigo no puede darle a su hijo una galleta con un vaso de leche, ese es m granito de arena. Nos puede tocar a cualquiera, no se le puede volver la cara a este problema que cada día es mayor en nuestra sociedad. El cambio lo tenemos que hacer nosotros, porque estamos esperando un cambio que no va a llegar".
Por todo ello el torero ha decidido participar en una causa solidaria, una causa que puede proporcionar comida para aquellos que no tienen qué llevarse a la boca. Un acto muy noble y desinteresado por su parte que le engrandece aún más si cabe como persona.
Destapa algunas anécdotas de cuando era pequeño respecto a su situación de hambre: "Me comía un chusco de pan de aceite con azúcar, era mi merienda". Tambien explicaba por qué les consiente tanto a sus hijos "a mis hijos les doy todos los caprichos que nunca tuve" y recordaba con ternura "el primer Excalestric que le compré a mi hijo, me tiré hasta las diez de la noche jugando con él y disfruté como un enano".
Asimismo manifestó su deseo de tener mas hijos "se echa de menos un bebé en la casa". Sobre su hija menor, Triana, explicaba "Triana es muy melosa conmigo, que te quiero mucho, qué guapo eres". En cuanto a su primogénita afirmaba "Alba es adolescente y estoy preocupado con las nuevas tecnologías, sufro mucho". Por su parte el único chico de la casa manifestaba que "mi hijo que sea lo que quiera ser, que sea feliz, pero que estudie".
También tuvo palabras para su exmujer a la que le une una gran amistad. "A Vicky la quiero un montón, la aprecio un montón y le deseo lo mejor. Sé que está muy bien porque con Alba se nota".
CHANCE: Has comentado antes que tuviste una infancia en la que pasaste hambre.
MANUEL DÍAZ: Sí.
CH: Eres el que mejor puedes comprender que haya tres millones de personas pasando hambre.
MD: Lo puedo comprender, pero no aceptar. No sé cómo hemos llegado a esto. La vivienda es necesaria, pero puedes vivir en casa de un familiar, de un amigo. Pero lo de la comida sí que es preocupante, porque hay gente pasando hambre. Hay noticias de que en los colegios están dando de desayunar y merendar. Los niños que no estén bien alimentados puedes tener problemas neuronales en un futuro, y se me abren las carnes con eso.
CH: ¿Cómo recuerdas momentos de tu infancia en los que no había qué comer?
MD: Siempre ha habido algo de comer, pero me comía un chusco de pan de aceite con azúcar, era mi merienda. No había yogures, a veces ni nevera. Al llamarme para colaborar con el banco de alimentos, dije voy de cabeza porque sé lo que es y lo he vivido. Con 1 euro vamos a tener cuatro raciones de comida para los miembros de una casa. Hemos vivido una época de derroche; ahora las cosas están apretadas y hay que pensar en el prójimo.
CH: Tus hijos que tendrán de todo ¿no se creerán que la gente pase hambre?
MD: Son conscientes de que hay gente que lo pasa mal. Antes era algo muy lejano, la crisis, pero ahora a fulano le echan del trabajo, no tiene para comer y eso se comenta en casa. Hay que concienciar a los niños desde pequeños y son ellos los que tienen que cambiar el mundo. Estamos acabando una era y estamos cometiendo muchos errores.
CH: ¿Son caprichosos?
MD: Estamos acostumbrados a la sociedad del consumismo, que compres y gastes. Hay cosas más bonitas como darte un paseo y eso quiero trasmitirlo a mis hijos. He ido a un restaurante y he visto a los miembros de la familia con el teléfono y sin hablar entre ellos. Se puede cambiar todo. Los niños son caprichosos, hay que darles caprichos, pero lo normal. Yo les doy todos los caprichos que nunca tuve. El primer Excalestric que le compré a mi hijo, me tiré hasta las diez de la noche jugando con él y disfruté como un enano y me dolían las rodillas. Me da pena que haya personas que no les puedan dar a sus hijos lo que piden. Me gustaría que se pusieran esta pulsera todos los que somos padres, que hay padres que no les pueden dar a sus hijos ni un plato de comida.
CH: ¿En qué te inspiraste para crear estas pulseras?
MD: Los colores amarillo del albero, rosa del capote. También hay negra con plata, verde... es un gesto de quitarte un café y comprar una pulsera.
CH: ¿Se puede aportar más?
MD: Claro, lo que puedas. Van a hacer diez mil pulseras y vamos a intentar que llegue a todo el mundo.
CH: No paras porque esta mañana has estado entrenando.
MD: No paro, hay que moverse y luchar mucho.
CH: ¿Eres polifacético?
MD: Me gusta aprender mucho y tocar varias cosas, siempre desde el respeto que me da el trabajo de otra gente. Cuando me propusieron irme a la patagonia con chavales conflictivos, mostrarles que la vida es muy bonita.