Mujeres sin estrés. Otórgate el tiempo que necesitas sin sentirte culpable

Europa Press Chance
Actualizado: jueves, 3 diciembre 2009 12:00

Por M. J. Moreno

¿Te cuento de que estoy harta? De vivir en un mundo en el que somos mejores cuando nos callamos lo que pensamos, cuando cruzamos las piernas de la forma adecuada, cuando no tomamos postre y pedimos ensalada para comer. Sentimos siempre esa necesidad, que es casi ya una obligación, de ser perfectas en todo momento y ¿sabes qué? Ya es hora de gritar: ¡Basta!

Ser una mujer de hoy, una mujer moderna, no implica en ningún caso tener poderes extrasensoriales, alas para llegar volando antes a los sitios, ni tampoco venimos con un chip incorporado que se ocupe de quitarnos los kilos de encima cuando nos pasamos. Somos fuertes, sabemos lo que queremos y podemos con todo lo que nos propongamos, pero nuestra autoexigencia, y me atrevería a decir que también la presión de los que nos rodean, hace que, en lugar de sangre, corra por nuestras venas un estrés de color y consistencia alarmante, que hace que enfermemos, lo pasemos mal y nos volvamos medio locas. Chicas, hay que darse un respiro.

Podréis pensar que es muy fácil decirlo, pero no tan sencillo hacerlo, y desde luego no andáis carentes de razón, porque que levante la mano la que no tenga un jefe agobiante, un novio o marido que descargue sus frustraciones por los rincones de casa o una amiga a la que se le llena la boca cuando no vamos bien peinadas, el conjunto nos hace gordas o los zapatos no van en consonancia con nuestra diadema.

¿Qué necesitamos?

Te esfuerzas por hacerlo todo bien, que los demás estén contentos con tu trabajo, que tus amigos se sientan queridos y que tu pareja no piense que solo te dedicas a perfeccionarte de un modo profesional olvidando todos los detalles que conforman vuestra relación, y nada es suficiente, eso es lo realmente desesperante, lo que hace que el corazón se te acelere e impulsa a tu cerebro para que te presiones aún más, para que te des más caña.

La clave la encontrarás en el reconocimiento de tu trabajo. Ya, ya sé que podríamos morir con nuestros preciosos Jimmy Choo puestos antes de que nuestros superiores nos dieran una palmadita en la espalda, a no ser de que ese empujoncito nos tirara por una alcantarilla, pero ¿y nuestros compañeros? En ellos encontraremos los halagos que nos merecemos, y es tan simple como empezar predicando nosotras mismas con el ejemplo. Una frase como "Fulanita, qué bien haces las magdalenas" será el comienzo de tu propio paraíso Zeng.

En busca del equilibrio perdido...

Tener nuestro propio espacio es fundamental para sentirnos satisfechas con nosotras mismas. Un pequeño lugar para pensar o, mejor aún, para no hacerlo, donde poder cerrar los ojos y olvidar que el mundo existe. ¿Ideas? Un baño templado, espuma a rabiar, sales aromáticas y un poquito de música. No falla.

LISTA DE RECOMENDACIONES

Identifica los culpables de tu estrés.

Elimina obligaciones innecesarias.

Deshazte del desorden.

Anticípate para no ir siempre con prisas o llegar tarde.

Evita querer controlarlo todo.

No hagas muchas cosas a la vez, recuerda lo que les pasa a los que abarcan más de la cuenta.

Evita a todas aquellas personas que absorban tu energía.

Di "adiós" a la "gente díficil" (de tratar).

Simplifica, en la medida de tus posibilidades, tu estilo de vida.

Olvídate de vez en cuando la agenda en casa, programar asuntos para las 10, las 10:05 y las 10:07 es algo psicótico, ¿no crees?

Aprende a cambiar tus ritmos, comer en 3 minutos no solo no es sano, sino que tampoco es necesario. Saborea la comida, tírate sobre el césped y deja pasar los segundos, los minutos y las horas... todos tenemos derecho a darnos un respiro.

Busca tu momento "kit-kat", a veces el atasco mental solo se puede solucionar bajando a la calle, con una conversación distendida o tomando unas cañas.

Haz ejercicio diariamente y come de forma saludable, créeme se nota.

Mantén tu escritorio limpio y ordenado, así tus compañeras no te mirarán con mala cara y tú encontrarás las cosas más fácilmente, ¡todos salimos ganando!

Ya que todos pasamos por la vida y nuestra existencia es limitada lo único que os puedo aconsejar es que intentéis ser todo lo felices que podáis. Ahí encontraréis la clave de vuestro bienestar interno y externo. ¡A vuestra salud!

Contenido patrocinado