Una exdirectora general del Consell acusada de pasar respuestas de una oposición a una amiga suya niega los hechos

Una funcionaria que vigilaba el examen afirma que la acusada le pidió "olvidar" el tema y se comprometió a que no volvería a pasar

Ana Brugger (izq) y María Gonzálvez (dcha) durante el juicio
Ana Brugger (izq) y María Gonzálvez (dcha) durante el juicio - EUROPA PRESS
Europa Press C. Valenciana
Publicado: jueves, 11 marzo 2021 14:01

VALNCIA, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -

La exdirectora general de Función Pública del Consell en la etapa del PP Ana Brugger ha defendido en la Audiencia de Valencia que no pasó las respuestas del examen de una oposición a una amiga suya y ha asegurado que sus tareas ese día en el aula eran de "colaboración". Ha reiterado su "inocencia" y ha lamentado el "acoso mediático y político" que ha sufrido por este asunto.

Brugger se ha sentado este jueves en el banquillo de los acusados en la Audiencia Provincial de Valencia por presuntamente haber pasado las respuestas de una oposición a una amiga suya, María Gonzálvez, asesora de VOX en Les Corts Valencianes.

Fiscalía pide para Burgger el pago de una multa de 20.000 euros y la inhabilitación para cargo público durante tres años por un delito de actividades prohibidas a los funcionarios. Así mismo, para la opositora, también procesada, solicita una multa de 10.000 euros e inhabilitación de un año al considerarla cooperadora necesaria del mismo delito.

La fiscal, en sus conclusiones, ha lamentado que la Administración funciona de manera "espeluznante" y se ha extrañado de que se hicieran cosas "raras" en este asunto. "Me parece muy fuerte que tratara de esconderse. Son hechos muy graves y todos los españoles somos iguales ante la ley", ha dicho.

Por su parte, la Confederación General del Trabajo (CGT), que ejerce de acusación popular, reclama seis años de cárcel para Brugger y otros tres años para Gonzálvez.

Los hechos se remontan al 10 de marzo de 2018, durante la celebración de una prueba para optar al cuerpo de Técnicos Superiores de la Administración de la Generalitat.

Según el relato del ministerio público, ese día, una vez anunciados los temas que los candidatos debían contestar, la funcionaria se sentó en la silla al final del aula y comenzó a consultar su teléfono móvil y a escribir las respuestas a uno de estos temas en varios folios. Tras concluir, le entregó las respuestas a una de las candidatas opositoras, amiga suya.

Brugger, quien únicamente ha querido responder a las preguntas de su letrado durante el juicio, lo ha negado. Ha señalado que ese día se encargó, junto con otras dos funcionarias, de velar por el buen funcionamiento de la prueba aunque de normal no se dedica a ello.

Ha indicado que antes del examen, que duraba tres horas, no conocía las preguntas y ha recalcado que ella era solo una colaboradora y que no formaba parte del tribunal juzgador. También ha comentado que no habló con ningún opositor dentro del aula y que hacía "labores de colaboración".

Cuando había pasado una hora y media, ha narrado que se sentó al final del aula y se puso a tomar notas con su teléfono móvil sobre un manual. Tenía a los opositores de espaldas a ella. Ha concluido su declaración afirmando que "en ningún momento" se quedó sola dentro de la sala.

La otra acusada, María Gonzálvez, quien también ha respondido únicamente a su letrado, ha manifestado en una breve declaración que cuando acabó el examen, lo entregó y no le expulsaron. A los nueve días renunció a la lectura del mismo.

"NOS LLAMÓ LA ATENCIÓN"

Una testigo, funcionaria que ese día también vigilaba el aula, ha confirmado la implicación de Brugger en los hechos. Ha explicado al tribunal que inicialmente le llamó la atención que la exdirectora les dijera antes de comenzar el examen que iba a salir fuera a saludar a una amiga suya opositora: "No es muy usual relacionarse con gente que se examina", ha dicho.

Seguidamente, cuando iba a empezar el examen, Brugger les pidió encargarse ella de colocar a los opositores en la mesa y de vigilar la zona de detrás. Tras ello, cogió unas hojas en blanco con el membrete de la Generalitat, que se repartían a los opositores, y se sentó en una silla al final.

Como les pareció sospechosa su actitud, la testigo se acercó a ella y le preguntó qué hacía. Contestó que estaba haciendo "manualidades" pero ella se percató de que no era así ya que observó cómo en una hoja estaba escribiendo sobre la ley de riesgos laborales, uno de los temas de la oposición.

Al preguntarle por este extremo, la acusada le dijo que lo hacía porque tenía una compañera de trabajo que sabía mucho sobre esa ley y estaba tomando notas para comentarlas el lunes con ella. "Ahí pensé mal y me dirigí a mi otra compañera y se lo comenté. Que me parecía muy raro", ha narrado.

Seguidamente, Brugger se puso a pasear por el aula con los papeles en la mano y se acercó a la altura de su amiga y le dejó encima de la mesa unas hojas. "Yo estaba muy nerviosa y me acerqué y le pedimos el examen a la opositora. Vimos que en la mesa había folios e intentó apartarlos. Se los pedí y vi que estaban las hojas que tenía Ana con los apuntes", ha descrito.

"SE QUEDÓ EN BLANCO Y COMENZÓ A TEMBLAR"

"Le dije que esas hojas se las acababa de pasar su amiga y se quedó en blanco y comenzó a temblar. La letra no era la misma ni tampoco la tinta. Le dije que lo reconociera y asintió con la cabeza, aunque temblaba", ha insistido.

Así, cogió esas hojas y contó lo ocurrido a su supervisora para saber qué hacía. Ella les dijo que no lo reflejaran en el acta y que el lunes decidirían. Al volver a la sala, Ana se dirigió a ellas y les pidió que no se lo tuvieran en cuenta, que era una "tontería" y que "había sido un error".

La amiga entregó el examen y lo metieron en el sobre. Quedó con la otra funcionaria en hacer un escrito el lunes para narrar lo ocurrido pero en un principio su jefa les quitó la idea. Así, como se sentía "desamparada", acudió a la Agencia Antifraude y allí se quedaron custodiando las hojas intervenidas en el examen.

Al final, hicieron un escrito en la Conselleria y lo entregaron. Luego se lo trasladaron a la presidenta del tribunal juzgador pero ella no tenía conocimiento de los hechos. Preguntada por el motivo por el que no expulsaron a la opositora del examen, ha respondido que porque no sabían qué hacer. La otra funcionaria que vigilaba la sala ha corroborado la versión de la primera testigo y se ha manifestado en los mismos términos: "Estoy nerviosa porque ha sido mi directora general y me sabe mal", ha dicho en un momento determinado.

Una opositora que ha comparecido en el juicio ha explicado que el día del examen se sentó delante de María Gonzálvez --tal y como le ordenó Brugger-- y oyó cómo le decían que esa letra no era suya y que iban a avisar al tribunal. Al rato, cuando entregó las hojas, le indicaron que eso era una "vergüenza" y una "falta de respeto a sus compañeros". El juicio ha quedado visto para sentencia.

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