Ian Gibson desvela los amores de Lorca

Actualizado: jueves, 12 marzo 2009 19:27

MADRID, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -

Ian Gibson desvela en su último libro, 'Lorca y el mundo gay', uno de los secretos mejor guardados del poeta Federico García Lorca: su amor "traumático y perdido" por la joven María Luisa. En esta nueva obra, que publica Planeta esta semana, el hispanista narra el drama de un Lorca enfrentado a una sociedad machista e intolerante.

Para escribir este libro Gibson, licenciado en Filosofía y Letras y Doctor Honoris Causa por el Trinity College de su ciudad natal (Dublín), ha analizado minuciosamente todos sus escritos, desde su infancia y juventud hasta su muerte, para desentrañar las angustias y los anhelos del gran poeta granadino.

Así, Gibson rescata del pasado a los dos únicos amores femeninos del poeta, dos Marías Luisas: María Luisa Egea, hermana de uno de los contertulios de Federico en el Rinconcillo, el grupo de jóvenes creadores que se reunían en el café Alameda; y María Luisa Natera Ladrón de Guevara, nombre hasta ahora inédito en los estudios lorquianos, pasión breve surgida en Lanjarón.

Asimismo, el autor apunta las primeras inquietudes de Lorca ante el hecho de ser gay, como parece intuirse en una carta a Adriano del Valle escrita en mayo de 1918. Años después en la Residencia de Estudiantes, el poeta volvería a sentirse "incómodo" por su homosexualidad, en este caso frente al director de cine Luis Buñuel.

Gibson nos habla también de dos relaciones con distinto final, las mantenidas con el poeta Emilio Prados y con el músico Gustavo Durán. Pero es Salvador Dalí quien se convirtió en su gran obsesión. El pintor catalán, quien siempre negaría ser homosexual o haber tenido la tentación de serlo, sí se sintió inquieto ante la insistencia amorosa del poeta.

El historiador analiza las claves sobre la relación que se vislumbran en uno de los poemas más célebres de Lorca 'Oda a Salvador Dalí'. Uno de los episodios más insólitos en todo este proceso, tal y como se describe en el libro, es la única relación sexual mantenida por Lorca con una mujer, Margarita Manso.

Gibson también relata cómo en la Gran Manzana, el poeta conocerá los locales gay de Harlem y el mundo homosexual en las fiestas privadas. Allí nacerá uno de sus poemarios más célebres, 'Poeta en Nueva York', donde deja ver su protesta ante los marginados y aprovecha para reivindicar su propio sufrimiento.

El libro termina con un capítulo titulado 'Último acto y mutis', en donde Gibson nos relata el último año de vida del poeta, 1936, fecha en la que escribe tres piezas teatrales: 'La casa de Bernarda Alba', 'Los sueños de mi prima Aurelia' y 'El sueño de la vida'. Inquieto tras conocer el asesinato de Calvo Sotelo, huye a Granadam donde le espera la muerte, crimen en el que también tuvo un papel importante su condición de homosexual.