DESCONECTA, 27 Mar.
Los animales demuestran cada día que sus sentimientos son muy parecidos a los de los humanos. La última prueba la ha dado una osa panda al reunirse con su cría. Todo ternura.
La madre y su cría permanecían separadas en el zoo de Taipei, ya que el cachorro necesitaba cuidados especiales tras varias heridas, que ya está evolucionando favorablemente.
Tras evaluar las primeras interacciones entre la mamá y el bebé, los trabajadores del zoológico decidieron que ya era hora del esperado reencuentro.
El pequeño panda, que ya abre los ojos, fue llevado al espacio en el que le esperaba su madre que, en cuanto pudo, le abrazó tiernamente para no separarse de él.
La panda le puso entre sus brazos y fue cambiando a su cría de posición hasta que ésta estuvo cómoda y dejó de llorar.
El momento de la despedida fue más complicado ya que no se quería separar de su bebé. Para ello, los cuidadores del zoo ingeniaron una treta con miel para distraer a la madre y poder recoger a la cría para seguir cuidando de ella, con todo los mimos que necesita.
El bebé panda, que ya está totalmente recuperado de sus heridas, tiene ahora poco más de un mes y pesa más de un kilo y medio.
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