EDIZIONES, 25 ago.
Según los expertos, las probabilidades de que te caiga un rayo es de 1 de cada 3.000.000. Parece, pues, bastante poco probable -estadísticamente hablando- que nos llegue a alcanzar uno. Las estadísticas también dicen que los hombres tienen un 5% más de probabilidades que las mujeres y que, de hecho, la mayoría de las personas alcanzadas por un rayo son hombres de entre 15 y 35 años.
Está claro que si evitamos refugiarnos debajo de los árboles en plena tormenta y no desafiamos a la suerte nadando en el mar o paseando por el bosque cuando cae un aguacero, no tenemos por qué temer de que ningún rayo nos caiga encima. Sin embargo, las probabilidades están ahí por algo.
El lunes de esta semana, Daniel Modol, un noruego de 38 años, decidió salir a su terraza para grabar los relámpagos que se veían en el horizonte. De repente, sin esperarlo, un ruido ensordecedor hizo tambalear su pulso en plena grabación.
La cámara no capturó aparentemente nada, pero además del ruido, se ve cómo comienza a salir humo de un montículo de tierra colindante a la terraza y cómo el polvo se esparce alrededor. El rayo había caído a poco más de dos/tres metros de distancia de su cabeza y había dañado la corriente eléctrica y algunos aparatos de su propia casa.
La cosa quedó en un susto, pero la próxima vez seguro que se lo piensa dos veces antes de salir con la cámara.
