Publicado 30/04/2021 17:56

Los regantes defienden que el trasvase Tajo-Segura reduce las emisiones de CO2 respecto a la desalación

Canal del trasvase Tajo-Segura.
Canal del trasvase Tajo-Segura. - SINDICATO DE REGANTES DEL TAJO-SEGURA

   MADRID, 30 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Los regantes de levante han alertado de los perjuicios ambientales y climáticos que tendría sustituir el regadío a partir del trasvase Tajo-Segura por agua procedente de la desalación y aseguran que el regadío evita un 10 por ciento de emisiones de dióxido de carbono (CO2).

   Además, los regantes consideran que "no es el momento ni están preparados" para el recorte de transferencia hídrica que prepara el Gobierno.

   Un informe de la Universidad Politécnica de Cartagena 'Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura' ha calculado los "graves daños" que generaría al medio ambiente en cuanto al aumento de emisiones de CO2, la sustitución del agua trasvasada por el Tajo-Segura a las zonas de levante por un sistema de agua desalada.

   El estudio analiza la huella de carbono de los regadíos asociados al trasvase y cuantifica su balance como diferencia entre las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades agrícolas desarrolladas y la remoción de CO2 asociada a los cultivos de la zona regable.

   El profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena Bernardo Martín explicó durante la presentación del trabajo que en caso de incorporar agua desalada de forma equivalente a la actual, "la capacidad del regadío como sumidero de CO2 disminuye en más de un 10 por ciento" y añadió que si se considera el escenario hipotético de sustitución total del suministro del trasvase por agua desalada, dicha capacidad se reduciría en más del 40 por ciento.

   Desde el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, su presidente, Lucas Jiménez, admitió que los regantes están "acostumbrados" a la mezcla de recursos, pero asegura que este no es el momento propicio ni están preparados para "el recorte que supondrá la elevación de los caudales ecológicos en el Tajo".

   El estudio ha calculado cómo la fuente de suministro de agua para el riego puede influir en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la actividad agrícola y en su huella de carbono.

   El área de estudio ha sido analizada bajo tres escenarios con una sustitución progresiva del abastecimiento del trasvase por desalinizadoras. Los resultados obtenidos para cada cultivo se han extrapolado al conjunto de las zonas regables del trasvase.

   El balance de carbono, que es el resultado de la diferencia entre emisiones de gases de efecto invernadero y remoción de CO2 de cada cultivo, es menos favorable para el medio ambiente a medida que se intensifica la energía específica (kWh/m3) del suministro de agua de riego. En el escenario de desalación, el riego sería el responsable del 57% de las emisiones de GEI, que se incrementan.

   Los resultados globales del estudio revelan que los cultivos regados por el Tajo-Segura representan un importante sumidero de carbono en cualquiera de los escenarios, pero disminuyendo mucho esta capacidad cuando se sustituye el riego por agua desalada.

   En ese caso, si se suministrase agua para el 100 por cien de las concesiones de las Zonas Regables del trasvase, la capacidad como sumidero de carbono alcanzaría los 1,62 millones de toneladas de CO2 al año, que disminuirían a 675.000 en el caso de que se sustituyese el suministro de 400 hm3/año del trasvase por agua marina desalada.

   De ese modo, los profesores universitarios destacan que aunque la incorporación del suministro de agua desalinizada a la agricultura de regadío puede mejorar su resiliencia ante la escasez de esta materia prima, "disminuye su función de sumidero de CO2 y, en consecuencia, su potencial de mitigación del cambio climático".

   En este contexto, plantean combinar diferentes suministros de agua, mejorar la sostenibilidad de la desalada, impulsar la tasa de energías renovables en la producción del mix eléctrico y una mejora integral de la eficiencia del uso del agua.

   "Los agricultores y técnicos son cada vez más conscientes de estas medidas pero su aplicación debe ser impulsada por políticas que logren una agricultura más eficiente y sostenible", concluyen en el estudio.

   El trabajo ha sido realizado durante dos años y tras su revisión el pasado mes de febrero fue publicado por la revista 'Agronomy', bajo el título 'Influence of the Water Source on the Carbon Footprint of Irrigated Agriculture: A Regional Study in South-Eastern Spain'.

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