La defensa se suma a la petición fiscal de 6 años para la mujer que mató a su marido en Vélez Rubio (Almería)

La juez ordena disolver el jurado popular y acuerda dictar sentencia en base a la conformidad de las partes

Europa Press Sociedad
Actualizado: miércoles, 26 marzo 2008 14:55

ALMERÍA, 26 Mar. (EUROPA PRESS) -

La defensa de Encarna T.M., la mujer de 49 años que el 8 de diciembre de 2005 disparó con una escopeta de caza tres tiros mortales contra su marido, Antonio L.G., de 50 años, en su cortijo de Vélez Rubio (Almería), después de que este supuestamente la amenazara, se adhirió hoy a la calificación final del Ministerio Fiscal, que rebajó de once a seis años la petición de pena de prisión para la acusada.

Durante la exposición de las conclusiones definitivas, celebrada hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, el fiscal Luis García consideró como muy cualificada la atenuante de confesión de la imputada, a la que atribuye un delito de homicidio con la circunstancia agravante mixta de parentesco y atenuante de reparación del daño por haber pagado una indemnización de 70.000 euros a cada uno de los tres hijos del matrimonio.

A pesar de que tenía previsto pedir hoy la libre absolución de Encarna T.M., el letrado de la defensa decidió adherirse a la petición fiscal, por lo que la magistrada Társila Martínez ordenó la disolución del jurado popular --compuesto por nueve mujeres y un hombre-- designado para juzgar los hechos y acordó dictar sentencia en base a la conformidad de las partes.

El abogado de la acusada, José Joaquín Martínez, reveló en declaraciones posteriores a la vista oral que el desarrollo del juicio mostró circunstancias atenuantes de los actos de su cliente, que sufría depresión, pero también condiciones que los podrían agravar, por lo que abogó por una sentencia "satisfactoria" tanto "jurídica y personal como socialmente".

El letrado indicó no obstante que a partir de ahora emprenderá los trámites necesarios para solicitar un nuevo régimen penitenciario para Encarna T.M., que lleva en prisión desde el día del suceso y ha cumplido por lo tanto más de un tercio de la condena.

HECHOS.

Sobre las 08.00 horas del 8 de diciembre de 2005 Encarna T.M. acudió al cortijo Los Guiraos, situado a unos cinco kilómetros del núcleo de Vélez Rubio, y que, según la separación de bienes que la pareja había efectuado en junio de ese año, era propiedad de la mujer.

La imputada relató en su declaración ante la Sala que cuando llegó a la explotación porcina su marido le dijo que estaba allí porque "le daba la gana" y porque la finca "había sido siempre suya", tras lo que la amenazó con quemar el cortijo con ella dentro y se dirigió a una nave donde estaban los aperos agrícolas.

Encarna cogió entonces la escopeta de caza de su marido, que estaba sobre la cama de la vivienda, y salió al encuentro del esposo, que salía de la granja con una horca de hierro en la mano y que, según ella, le pidió que la matara o "la liquidaría", tras lo que efectuó un primer disparo entre las piernas aunque sostuvo que sólo tenía la intención de asustarlo.

Sin embargo, al ver que él continuaba acercándose, le propinó otros dos tiros que le causaron la muerte, tras lo que lo sepultó en una zanja utilizada para enterrar a los animales y más tarde, sobre las 17.00 horas, alertó de lo ocurrido al servicio de Emergencias 112, que dio aviso a la Guardia Civil.

CUADRO DEPRESIVO Y OBSESIVO.

Durante la práctica de las pruebas periciales, la psicóloga y el psiquiatra que atendieron a la acusada unos meses antes de los hechos confirmaron que la mujer, casada desde hace 31 años, evidenciaba síntomas de maltrato y amenazas reiteradas por parte de su marido, que mantenía una relación con una tercera mujer que no sólo no ocultaba a ella y a sus hijos, sino que incluso narraba sus prácticas sexuales con esa tercera persona y hacía comparaciones entre ambas.

La terapeuta, que asistió a la pareja conjuntamente en una ocasión, corroboró que Antonio L.G. se negaba sin embargo a abandonar a su esposa porque quería que siguiera al cuidado de las tareas de labranza, la vivienda y los hijos, por lo que Encarna T.M., que dijo sentirse "más respetada" en la cárcel que en su casa, estaba en estado de depresión con un cuadro de ansiedad, obsesión y obcecación.

Por su parte el psiquiatra descartó que fuera una persona "violenta" y afirmó que no era consciente de lo que hacía cuando propinó tres disparos contra su marido con una escopeta de caza, sino que sufría un estado de "bloqueo" y que no hubiera cometido los hechos si hubiera tenido tiempo para reaccionar.

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