Actualizado 17/10/2008 17:41

La sociedad atribuye a las mujeres escaso valor y escasa relevancia en contextos de poder, según un estudio


SANTA CRUZ DE TENERIFE, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -

La sociedad atribuye a las mujeres características de escaso valor o de escasa relevancia en contextos de poder, según un estudio publicado recientemente en la revista de Psicología Social de la Universidad de La Laguna (ULL), en el que se analizan los prejuicios que tiene la sociedad respecto al sexo femenino, según informó hoy la institución académica en una nota.

El estudio ha sido elaborado por las profesoras de la ULL María Nieves Quiles, María Morera y Ana Delia Correa, junto a Marisol Navas (Universidad de Almería), Carmen Gómez Berrocal (Universidad de Granada) e Isabel Cuadrado (Uned), y recoge, entre otras cosas, las percepciones que la población tiene sobre tres diferentes prototipos de mujer: la tradicional (ama de casa), la independiente (trabajadora) y la sexy.

Esta investigación forma parte de otra más amplia cuyo objetivo ha sido analizar las conductas de crueldad y maldad hacia las personas de otros grupos sociales (exogrupo) y su relación con la infrahumanización, definida como la tendencia a considerar a las personas del exogrupo como menos humanas y más próximas a los animales. Esta investigación concreta ha consistido en explorar el sexismo u hostilidad genérica hacia las mujeres.

TRES CATEGORÍAS DE MUJERES

Según las autoras del estudio, "de este trabajo se extrajeron varias conclusiones, siendo la primera de ellas que la población reconoce la existencia de las tres categorías de mujeres ya mencionadas (tradicional, independiente y sexy), y a cada una le atribuye diferentes características".

Por ejemplo, a la mujer tradicional se la asocia con la sociabilidad y sentimiento, es decir, con la generosidad y el amor; a las mujeres independientes, con características de competencia y cultura, o lo que es lo mismo, eficiencia y racionalidad; y a las sexys se las percibe como incompetentes y ligadas a la naturaleza, o sea, se las asocia con el desinterés y la impulsividad. Se apreció, además, que una misma característica se valoraba de manera distinta según se asocie a uno u otro tipo de mujer.

Cada tipo de mujer recibe calificaciones positivas en varias características que, entre sí, difieren en el reconocimiento social que se les da. Por ejemplo, las asociadas a la mujer tradicional y a la mujer sexy se corresponden con dimensiones propias de grupos con bajo estatus social, mientras que las asociadas a la mujer independiente lo hacen con aquellas propias de grupos con alto estatus.

PERIODO DE INVESTIGACIÓN

El periodo de investigación se inició en 2005 y todavía está abierto, si bien la parte correspondiente al artículo finalizó a mitad de 2008. Para realizarla, se encuestó a un total de 472 personas residentes en la provincia de Granada (229) y en la provincia de Almería (243). De ellas, 243 eran mujeres y 230 hombres, con edades comprendidas entre 17 y 72 años, con una media de edad de 36,24 años. Un 3,6 por ciento no tenía estudios, el 24,6 por ciento contaba con estudios primarios, el 11,2 tenía formación profesional, el 26,5 estudios secundarios y el 33,9 por ciento tenía estudios universitarios.

Las personas encuestadas respondieron a una de las tres versiones diferentes del cuestionario que se diseñaron: 161 participantes contestaron el cuestionario con la imagen de la mujer tradicional, 157 el correspondiente a la mujer independiente y 154 el de una mujer sexy.

Las instrucciones de la encuesta indicaban a los participantes que señalaran la etiqueta que, en su opinión, se ajustara más a la mujer representada en una viñeta en la primera página del cuestionario, que representaba a uno de los tres modelos existentes. Cuando no existía una coincidencia entre la imagen presentada y la etiqueta seleccionada por el participante, se eliminaba el cuestionario, de modo que al final 84 fueron eliminados de los análisis.

A continuación se les pedía que calificaran a la mujer que aparecía en la viñeta empleando 24 rasgos correspondientes a tres dimensiones: competencia-sociabilidad, sentimiento-emoción y naturaleza-cultura. Los participantes estimaron en una escala de 0 (nada) a 5 (totalmente) la medida en que cada rasgo es propio del tipo de mujer presentado en la viñeta. Asimismo evaluaron cada rasgo de 0 (muy negativo) a 5 (muy positivo).