BEIJING, 27 Mar. (Reuters/EP) -
Un grupo de monjes tibetanos interrumpió hoy una rueda de prensa oficial en el templo de Johkang en Lhasa, manifestándose contra China y acusando a las autoridades del país de "mentirosa" dos semanas después de que comenzaran las manifestaciones por parte de los tibetanos y la posterior represión del Gobierno chino, según informaron varios testigos.
El Gobierno chino permitió la entrada de periodistas extranjeros en Lhasa por primera vez, en un tour que les ha llevado a la ciudad y que ha impulsado Beijing "para mostrar que la seguridad se ha restablecido en el país".
El grupo de monjes que se manifestaron en el templo Jokhang, uno de los más sagrados para el budismo tibetano, lo hizo acusando a las autoridades chinas de la represión que están ejerciendo contra ellos y contra el líder espiritual en el exilio, el Dalai Lama.
"Cerca de 30 monjes entraron en el recinto interrumpiendo la rueda de prensa gritando 'no les crean, os están engañando", informó el periodista del diario 'USA Today' Callum MacLeod.
Por su parte, un cámara de la televisión de Taiwán, 'ETTV', Wang Che nan, dijo que que el incidente apenas duró 15 minutos puesto que la Policía amenazó a los tibetanos y les alejó a otra parte del templo, lejos de los periodistas.
Asimismo, otros reporteros añadieron que algunos de los monjes no habían podido abandonar el templo de Jokhang desde que comenzaran las protestas.
Al parecer no queda claro lo que pasó después. La Policía y autoridades del Gobierno no confiscaron las notas de los periodistas allí presentes pero les instaron a abandonar el templo alegando que la rueda de prensa había acabado y que era hora de ir a otro sitio", afirmó Wang.
Por su parte, la agencia de noticias china, Xinhua, dijo que los periodistas fueron interrumpidos por los monjes, pero que Lhasa retornó a la normalidad tras el incidente.
La respuesta china a la semana de violencia que ha tenido lugar en la región tibetana de Lhasa y en otras partes del país, ha provocado las críticas internacionales y ha enturbiado los preparativos de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Beijing en 2008.