Actualizado 05/03/2009 13:31

Día Mujer.- La violencia sexual destruye "brutalmente" la vida de millones de personas en todo el mundo, según MSF

Denuncia que las violaciones son un "arma de guerra" utilizada en los conflictos para "humillar, castigar o destruir comunidades"


MADRID, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -

La violencia sexual afecta a millones de personas de todo el mundo, destroza "brutalmente la vida de los hombres, mujeres y niños", destruye familias y daña a "comunidades enteras", según el informe 'Vidad destrozadas' publicado hoy por Médicos Sin Fronteras con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Así, las conclusiones del informe revelan que esta situación es "particularmente" grave en los países en los que hay "ausencia total "ausencia total de servicios de atención médica a las víctimas" y en las situaciones de conflicto, en que las violaciones y agresiones sexuales son una práctica habitual como "arma de guerra" y para "humillar, castigar, controlar, vulnerar, atemorizar y destruir comunidades".

El trabajo resume la experiencia de esta organización humanitaria en la asistencia a víctimas de violencia sexual en Liberia, Burundi, República Democrática del Congo (RDC), Sudáfrica, Colombia y otros países.

La violencia sexual en contextos de conflicto ha sido vista durante mucho tiempo como un "daño colateral de los combates, practicada y aceptada por las partes beligerantes", se lee en el informe. El descalabro social y la violencia generalizada característicos de las guerras ayudan a crear un clima propicio para que prolifere la violencia sexual y el aumento del número de hogares en los que el cabeza de familia es una mujer, así como los desplazamientos, "dejan a los civiles expuestos a distintas formas de agresión sexual", prosigue.

Según la experta de MSF en violencia, Françoise Duroch, la violencia sexual puede ser utilizada como arma de guerra, para recompensar o remunerar a los soldados, para motivar a las tropas, como medio de tortura y en ocasiones "para humillar a los hombres de ciertas comunidades". La violación sistemática también puede ser utilizada para obligar a una población a desplazarse e incluso como arma biológica para trasmitir deliberadamente el virus del sida. "En la guerra, también encontramos el fenómeno de la explotación sexual, la prostitución forzada o incluso la esclavitud sexual", añadió.

Entre 250.000 y 500.000 mujeres fueron violadas durante el genocidio de Ruanda en 1994, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) citados por MSF. Asimismo, la violación de entre 20.000 y 50.000 mujeres durante la guerra de Bosnia (1991-1995) "se cree que formaba parte de una estrategia deliberada de limpieza étnica", según estimaciones de la ONU.

El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) fue la primera instancia que reconoció la violencia sexual como crimen contra la Humanidad. Posteriormente, en 1998, el Estatuto de Roma que estableció el Tribunal Penal Internacional (TPI) determinó que la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado y la esterilización forzada, entre otras formas de violencia sexual, constituyen crímenes contra la Humanidad y crímenes de guerra e incluso pueden ser elementos constitutivos de genocidio. Asimismo, en junio de 2008, la ONU adoptó la Resolución 1820, que establece que la violencia sexual, cuando se utiliza como táctica de guerra o va dirigida contra la población civil, puede exacerbar el conflicto.

VIOLENCIA EN SITUACIONES ESTABLES

Aunque la violencia sexual se agrava en tiempos de guerra, también afecta a millones de personas que viven en situaciones estables o de posconflicto, según MSF. En estos contextos, los agresores a menudo son civiles conocidos por las víctimas. "Son vecinos, caseros, criados o incluso miembros de la familia", se lee en el informe. "En muchos casos, son los cabezas de familia u otros varones que se supone deberían protegerlas", añade.

Por ejemplo, en Burundi, cuando MSF abrió su clínica para víctimas de violaciones hacia el final de la guerra civil en 2003, menos de la mitad de las violaciones habían sido cometidas por algún conocido de la víctima. En la actualidad, esta cifra ha aumentado hasta el 67 por ciento.

MSF también ha observado que en situaciones estables o de posconflicto una gran proporción de las víctimas son niños. Más del 60 por ciento de las personas violadas que acuden a la clínica de Burundi son menores de 19 años. El 13 por ciento son menores de cinco años.

Una forma menos reconocida pero igualmente grave de violación es la que se produce dentro de la pareja. Un estudio de la OMS sobre violencia doméstica realizado en diez países en situación de paz --citado en el informe de MSF-- muestra que, en la mayoría de los entornos, más del 75 por ciento de las mujeres que habían sufrido abusos físicos o sexuales desde los 15 años lo habían sido a manos de sus cónyuges.

"En muchos países la violación por parte de maridos o parejas no se considera un crimen, a pesar de las consecuencias que estas agresiones pueden tener para la salud física y mental de la mujer", denuncia Médicos Sin Fronteras. Aparte, en algunos contextos estables, la violencia sexual "a veces puede ser una actividad aprobada por los gobiernos, como en los casos de esterilización forzada o de violaciones en las cárceles e instituciones psiquiátricas", añade.

AGRESIONES A HOMBRES

Aunque la mayoría de las víctimas de la violencia sexual son mujeres y niñas, los hombres y los niños también pueden serlo, según el informe. Los abusos sexuales a hombres incluyen violaciones así como tortura, humillación y esclavitud sexuales.

Una forma específica consiste en obligarles a violar a miembros de su familia, una práctica conocida como incesto forzado, en la que tanto el agresor como la víctima sufren la violencia. Los hombres cautivos o bajo arresto corren un riesgo adicional, puesto que la violación se utiliza para establecer jerarquías de control y respeto.

No obstante, los hombres y los niños están "mucho menos predispuestos a informar de abusos sexuales que las mujeres", según MSF. El miedo a la estigmatización así como la falta de atención y protección legal les impiden hacerlo. "Generalmente, los hombres víctimas de agresiones sexuales ni son reconocidos como tales ni son atendidos", lamentó MSF.

LA ACTUACIÓN DE MSF

A lo largo de 2007, los equipos de MSF trataron a unas 12.000 víctimas de agresiones sexuales en todo el mundo, tanto en contextos de conflicto como estables, según explicó la directora de Operaciones de MSF en Bruselas, Meinie Nicola. "Esta cifra se traduce en 35 personas cada día sólo en los proyectos de MSF", prosiguió.

Según MSF, la profilaxis para prevenir la infección del sida es crucial en la atención médica posterior a una agresión sexual. "El curso de tratamiento debe iniciarse tan pronto como sea posible, como máximo dentro de las primeras 72 horas, para que sea efectivo", explicó la organización.

Otras infecciones de transmisión sexual, como la hepatitis B, también deben ser tratadas. Aparte, para aquellas víctimas que han sufrido heridas físicas durante la agresión también es necesaria la vacuna del tétanos. Durante los primeros cinco días tras la agresión, es posible la contracepción de emergencia para prevenir embarazos no deseados.

"Vemos que la atención de urgencia específica que necesitan las víctimas de violaciones es muy difícil o imposible de encontrar en los países donde trabajamos", explicó la asesora de salud sexual y reproductiva de MSF, Thilde Knudsen. "El daño no se puede reparar por completo; alguna consecuencia psicológica será para toda la vida. Pero con una atención médica completa a tiempo, junto con asesoramiento psicosocial y apoyo legal, el daño puede limitarse y podemos ayudar a la víctima a salir adelante", agregó.