Actualizado 25/03/2009 15:22

La crisis de los rehenes del CICR puede provocar que las ONG extranjeras detengan su ayuda a Filipinas

MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -

La crisis de los rehenes que implica a los tres trabajadores del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) puede provocar que las agencias humanitarias se vean obligadas a dejar de prestar ayuda en algunas zonas, según señalaron responsables de algunas organizaciones, ya que los trabajadores humanitarios se sienten cada vez más bajo amenaza en el sur.

El representante del Programa Mundial de Alimentos (PAM) para Filipinas, Stephen Anderson, declaró que las medidas de protección para los 60 miembros de su personal son primordiales mientras la situación en Mindanao se ha convertido en "más insegura de forma dramática".

"Aún podemos intentar controlar el riesgo, aunque hemos tomado una serie de medidas en lo que respecta a la seguridad", declaró Anderson a la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN. "El secuestro nos afecta porque nos preocupa el bienestar de nuestros colegas, que hacen el mismo tipo de trabajo", añadió.

El secuestro hace dos meses de la filipina Mary Jean Lacaba, el italiano Eugenio Vagni y el suizo Andreas Notter ha afectado a la moral del personal, según Anderson. "Hemos tenido algún miembro de nuestro personal que, cuando viene de fuera y se le da la opción de elegir entre ir a Mindanao y a otro lugar, eligen ir a otro lugar", afirmó.

Lacaba, Vagni y Notter fueron secuestrados por milicianos del grupo Abu Sayyaf el 15 de enero en la isla de Jolo, en el sur del país y baluarte musulmán, donde las tropas han luchado con los rebeldes desde hace años. Aunque Abu Sayyaf no ha pedido públicamente un rescate, los secuestros anteriores sí han llevado a peticiones millonarias para la liberación de rehenes. Los enfrentamientos de la semana pasada han terminado con varias muertes de soldados y con decenas de heridos de ambos lados, incluido el líder del grupo miliciano, Albader Parad.

Los secuestradores de los cooperantes del CICR han sido acorralados en una zona de jungla de la isla, y han amenazado con decapitar a los rehenes si las tropas filipinas continuaban avanzando. Entre un tenso punto muerto, Abu Sayyaf ofreció la semana pasada la liberación de uno de los trabajadores, pero posteriormente dio marcha atrás.

La base que el CICR tiene en Ginebra ha manifestado que el último contacto con el senador filipino Richard Gordon, también presidente de la Cruz Roja de Filipinas, data del 19 de marzo y los cooperantes manifestaron que permanecían ilesos y juntos, aunque cansados y con mala salud por sus desplazamientos en la selva.

"SITUACIÓN MUY GRAVE"

Gordon también manifestó que estos secuestros podrían ahuyentar a las agencias humanitarias internacionales. "La situación para nuestro país es muy grave, son personas que pertenecen a una organización humanitaria respetada en todo el mundo", señaló Gordon. "Es una organización neutral e imparcial en tiempos de conflicto y aún así son víctimas", añadió, subrayando que los tres habían estado trabajando en un proyecto para mejorar la vida de los residentes de la cárcel provincial de Jolo.

Sin embargo, la directora de Oxfam Internacional para Filipinas, Lan Mercado, afirmó que el sur es una "zona compleja" donde los trabajadores humanitarios tienen que ser conscientes de los riesgos a los que se enfrentan.

Mientras la seguridad sigue siendo una prioridad para Oxfam a la hora de decidir los programas que implanta, sigue estando comprometido a ayudar a los que se encuentran en necesidad, especialmente a los desplazados por la lucha, según Mercado. "La inseguridad no es un elemento disuasorio y trabajamos en muchos lugares inseguros en todo el mundo", subrayó.