ALTO GUADALQUIVIR/EUROPA PRESS
ANDÚJAR (JAÉN), 5 (EUROPA PRESS)
El centro de salud Virgen de la Cabeza, de Andújar (Jaén), ha recibido la notificación de la inclusión en el Registro de Centros de Salud de la IHAN como centro de salud acreditado en fase 1D. La iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) es una estrategia lanzada por la OMS y Unicef para animar a los hospitales y servicios de salud a adoptar las prácticas que protejan, promuevan y apoyen la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento.
Según se ha informado desde la Delegación de Salud, el objetivo de la acreditación de iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia para los centros de salud, o unidades funcionales de atención primaria, es que las instituciones implanten prácticas de excelencia en la atención a todo el proceso del nacimiento y la lactancia y favorecer las mejores prácticas de alimentación en la infancia.
Se trata de un proceso que comienza por parte del propio centro a través de la auto-evaluación inicial que conducirá hacia la acción en cuanto a promover los cambios necesarios para proteger y apoyar la lactancia materna.
A partir de este momento, se inicia un proceso complejo dirigido a mejorar la calidad en las prácticas de asistencia en todo el proceso del nacimiento y lactancia, la IHAN reconoce el importante esfuerzo que esto supone, otorgando a los centros de salud que cumplen con estos requisitos un distintivo de calidad de reconocimiento Nacional e Internacional.
Las evidencias científicas disponibles constatan que este tipo de alimentación debe mantenerse de forma exclusiva hasta que los bebés cumplan seis meses y hasta los dos años junto a otros tipos de nutrientes.
Estos estudios indican también que la madre es capaz de producir la leche que su hijo necesita en cada momento, de modo que sus características y cantidad varían durante su crecimiento, además que aporta anticuerpos y sustancias biológicas activas que son capaces de disminuir el riesgo del niño de padecer infecciones y enfermedades cuando sea adulto.
Otra de sus ventajas es el estrecho vínculo que se crea entre la progenitora y el recién nacido, lo que incluso permanece después, junto a la mejora de la capacidad de visión o el desarrollo intelectual, así como la disminución de la obesidad infantil. Este hábito favorece también la contracción del útero, disminuye el sangrado tras el parto, ayuda a que se consuman las reservas de grasa acumuladas durante el embarazo y reduce el riesgo de desarrollar determinados tipos de cánceres.