CÁCERES 16 Jun. (EUROPA PRESS) -

El artista plástico Ernesto Montero presenta su exposición de pintura denominada 'Espontánea' y compuesta por 46 acrílicos sobre lienzo de mediano y gran formato que se puede ver en el edificio Embarcadero de Cáceres desde este jueves, día 16, y hasta finales del mes de julio.

La obra de Ernesto Montero destaca por ser una pintura espontánea creada con el objetivo de llegar de manera directa y sencilla al espectador, explorando lo inexplicable entre el cuadro y su observador.

En estos trabajos el artista presenta una presencia (en lo formal) de procedimientos dripping (action painting- tachismo), que se impone claramente a pesar de la fusión de estilos de su obra, que muestran las diferentes fases de su evolución creativa, según informa la organización en nota de prensa.

La inauguración oficial de la exposición tendrá lugar esta tarde, a las 20,00 horas y está prevista la asistencia del concejal de Fomento, Innovación y Desarrollo Tecnológico, Jorge Carrasco, en representación del Ayuntamiento de Cáceres.

SOBRE EL AUTOR

Durante una etapa creativa anterior, entre los años 2008 y 2010, Ernesto Montero mostraba una especial preocupación por el contenido y los títulos de las obras evidenciaban un interés explorativo por la Alquimia, la energía telúrica o la cábala.

El comienzo de 2010 da paso a una repentina preocupación formal, que supone un cambio y transformación de su lenguaje plástico. Deja atrás conceptos como horror vacui y se acerca al espacio en blanco y a los juegos con el vacío. Todo este año es muy experimental con trabajos sobre papel que en 2011 comienzan a unificarse sobre lienzo a través de la técnica del acrílico.

En la búsqueda del equilibrio entre contenido y forma, Ernesto Montero ha optado por una pintura que mezcla el control del proceso pictórico con la libertad de las percepciones del inconsciente. Precisamente, la ausencia de control total sobre el resultado final, es una de las características del arte abstracto, y especialmente en el dripping, donde la falta de contacto con la superficie y la trayectoria entre el recipiente y la tela potencian la autodeterminación del cuadro, que se va haciendo a sí mismo, concluye la nota.