ROMA 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Bangui, monseñor Dieudonné Nzapalainga, ha instado a la coalición rebelde Séléka, que desde el domingo controla el país tras la huida del anterior presidente, François Bozizé, que "restablezca el orden" y que entable un "verdadero diálogo" para resolver los problemas de República Centroafricana.
"En Bangui reina aún una situación de caos, la gente está encerrada dentro de sus casas y por el centro sólo circulan vehículos militares de Séléka, el Ejército centroafricano y el francés", ha relatado a la agencia misionera MISNA el arzobispo.
Por ello, ha pedido al "nuevo poder que restablezca el orden y garantice la protección de las personas, los bienes públicos y privados". Una vez hecho esto, ha añadido, los rebeldes deberán "entablar un diálogo verdaderamente incluyente que haga emerger la verdad sobre los problemas de nuestro país, que hasta ahora no han sido enfrentados de forma seria y en profundidad".
Sobre todo, según monseñor Nzapalainga, hay que poner a República Centroafricana "en la senda de la reconciliación". En este sentido, ha advertido de las instituciones de transición deberán "interrumpir el círculo vicioso de odio y venganza entre las diversas fuerzas políticas".
El arzobispo de Bangui ha aprovechado para "lanzar un llamamiento a la concordia y la unidad nacional para hacer prevalecer los intereses del pueblo y de nuestra nación".
Así las cosas, ha confiado en que el líder de Séléka, Michel Yotodia, que se ha autoproclamado presidente, "dé signos claros de apertura y moderación" con la designación del nuevo gobierno de unidad, ya que "de ello depende su credibilidad".
Monseñor Nzapalainga ha asegurado que en el país "no hay tensiones de naturaleza interreligiosa" sino que la crisis es "solo política". "República Centroafricana es un país laico en el que, salvo algunos episodios aislados, las varias confesiones conviven de forma serena", ha aseverado, advirtiendo que sería "una lectura peligrosa" atribuir a motivos religiosos la crisis.
Según MISNA, en la antigua colonia francesa conviven un 45 por ciento de protestantes, un 35 por ciento de católicos y alrededor de un 10 por ciento de musulmanes.