RANGÚN, 20 Sep. (EP/AP) -
Más de 1.000 monjes budistas marcharon hoy por las calles de Rangún hacia la segunda pagoda más grande de la ciudad protegidos por un cordón de seguridad formado por civiles, mientras que otros cientos de burmas, como se conoce a los monjes, se dirigieron hacia el templo mas reverenciado de la ciudad, la pagoda de Shwedagon, en el tercer día de protestas contra la Junta Militar birmana.
A la cabeza de la procesión iban varios monjes portando banderas religiosas y un cesto de limosnas boca abajo, uno de los símbolos de la protesta, ya que el nombre que se le da en birmano proviene del término "boycot". Mientras andaban, cerca de 1.000 transeúntes comenzaron a acompañarles con las manos unidas para intentar evitar cualquier intrusión y, a pesar de que no se vio a ningún tipo de personal de seguridad uniformado, sí estuvieron preparándose decenas de policías de civil que no llegaron a interferir.
Mientras marchaban, los burmas se detuvieron frente a la Embajada de Estados Unidos, y estuvieron coreando durante todo el tiempo dos oraciones, una asociada a enfrentarse a la mala fortuna y la otra con una bendición para toda la gente bienintencionada. La gente que les acompañaba mostró su respeto a los monjes en reiteradas ocasiones haciendo el tradicional saludo budista juntando las manos frente a la cabeza inclinada.
Se han producido al menos cuatro marchas separadas durante el día de hoy en Rangún, a las que se añaden las de las ciudades de Sittwe y Mandalay. Cientos de personas aclamaron a uno de los grupos de burmas cuando éstos ocuparon durante media hora la pagoda de Sule, antes de volver a sus monasterios.
Después de que las puertas de la pagoda de Shwedagon, que domina la mayor ciudad de Birmania con su cúpula dorada, permaneciesen cerradas para los monjes, durante los dos últimos días éstos se echaron a la calle en numerosas protestas, lo que ha aumentado las tensiones existentes después de que, desde el 19 de agosto se lleven organizando manifestaciones, primero por activistas pro democracia y después por los clérigos, para denunciar, entre otras cosas, la decisión del Gobierno de subir el precio del combustible un 500 por cien.
Mientras, en Estados Unidos, el actor Jim Carrey se unió a las estrellas que ya han pedido a su Gobierno acciones concretas contra la Junta Militar birmana, y colgó un vídeo en internet con su petición. Dos semanas antes, personas como Anjelica Huston, Jennifer Aniston, Dustin Hoffman o Susan Sarandon firmaron una declaración en la que pidieron a la gente que mandara e-mails al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, y demandando una "gran respuesta" sobre la situación de Birmania.
