NUEVA DEHLI, 27 Jul. (EP/AP) -
Un grupo de militantes islámicos mataron presuntamente a una niña de doce años e hirieron a diecisiete civiles en dos ataques con granadas presuntamente cometidos por las milicias separatistas musulmanas en las región india de Cachemira.
Los rebeldes actuaron a pesar de las fuertes medidas de seguridad desplegadas a raíz de la visita del presidente indio a esta región del Himalaya, donde mañana inaugurará una congreso de juristas y hablará en el Parlamento regional.
La primera granada se lanzó hoy por la mañana en el distrito de Doda, en el sur de Cachemira, donde los insurgentes asaltaron la casa de un antiguo rebelde, Shabir Ahmad en Masiri, y mataron a su hija, según fuentes policiales. Ahmad, su mujer y sus otros tres hijos fueron alcanzados por la metralla y fueron hospitalizados.
Ahmad fue en otro tiempo miembro del grupo rebelde muyaidín Hizb Ul, pero se retiró el año pasado y las autoridades le permitieron volver a la vida civil. Los antiguos militantes y sus familias son objetivo común de los grupos islamistas.
Al mismo tiempo, unos insurgentes lanzaron presuntamente una granada de mano sobre un convoy del Ejército, que erró su objetivo e hirió a doce civiles, uno de ellos en estado muy grave, en la ciudad de Sopore. Sin embargo, los residentes defienden que fue el propio convoy el que lanzó la granada contra los civiles. Esta acusación es común en una región enfrentada desde 1989 con el Gobierno central de Nueva Dehli. Ningún grupo armado se ha atribuido la responsabilidad de los ataques.
Una facción de la principal agrupación separatista de Cachemira, la Conferencia de Todos los Partidos de Hurriyat, convocó hoy una huelga de dos días en protesta a la visita presidendial. Esta huelga es apoyada por los muyaidines Hezb Ul, el principal grupo rebelde de Cachemira y por el Colegio de Abogados de Cachemira, que no asistirá al congreso de juristas.
