La comunidad internacional no debe olvidarse de Nepal

Niños afectados por el terremoto en Nepal
PLAN INTERNATIONAL
  
Actualizado: lunes, 25 abril 2016 8:30

Un año después del devastador terremoto la ONG sigue comprometida con ayudar a los nepalíes

   MADRID, 25 Abr. (Por Vanda Lengkong, especialista regional en Gestión de Desastres de Plan International Asia) -

   El 25 de abril de 2015 era un sábado como cualquier otro en Yakarta cuando de repente escuché las noticias acerca de un fuerte terremoto que había golpeado Nepal. Como parte de mi trabajo con Plan International, pasé las siguientes horas sentada frente a mi ordenador en una cafetería del centro de Yakarta, coordinándome con mis compañeros de todo el mundo para preparar nuestra respuesta de emergencia.

   Desde Yakarta, Manila, Bangkok, Madrid y Londres, nos dirigimos a nuestros colegas en Katmandú para conseguir información sobre la situación tras el terremoto. ¿Cómo de grave era el daño? ¿Cuánta gente había muerto? En esas primeras horas, aún era difícil recibir información. Éramos conscientes de que teníamos una emergencia importante entre manos pero los detalles sobre el impacto tardaban en llegarnos.

   Al día siguiente me desplacé para prestar apoyo a distancia al equipo de respuesta de Plan International en Nepal desde la oficina regional en Bangkok, Tailandia.

   En la primera semana de mayo fui directamente a Katmandú, diez días después del devastador terremoto y solo unos días antes de que Nepal volviese a estremecerse por una segunda sacudida de 7,2 grados de magnitud.

   Antes de llegar, me preparé para lo peor. Como especialista en la respuesta a emergencias, me había preparado física y emocionalmente para entrar en un área golpeada por un desastre. Siendo de Indonesia, estoy muy familiarizada con los terremotos. Al proceder de un país situado en el medio del "Cinturón de Fuego", hemos visto las estadísticas de los temblores: desde escenas de destrucción sin precedente como en la provincia de Aceh en 2004, hasta frecuentes sacudidas, seísmos y tsunamis que agitan la tierra bajo el océano y bajo nuestros pies.

   Pero aun así, nada puede prepararte del todo para un terremoto y menos aún para las consecuencias ni para afrontar las necesidades de los que más sufren.

   El 27 de mayo de 2006 tuve la experiencia de escapar a un terremoto de 6,4 grados de magnitud en Yogyakarta que acabó con la vida de 5.700 personas. También me desplacé a Tohoku, en Japón, tras el enorme terremoto de 9 grados que golpeó el archipiélago en 2011, seguido de un tsunami devastador.

TRABAJO EN SINDHUPALCHOK

   En Nepal, pasé tres semanas en Sindhupalchok, una de las áreas más afectadas. Lideré el equipo de primera respuesta en emergencias de Plan International en este terreno montañoso donde pueblos enteros han quedado reducidos a escombros.

   Con 30 miembros en el equipo, trabajamos codo con codo contrarreloj para distribuir suministros de socorro urgente: lonas, mantas y provisiones alimentarias a más de 15.000 familias. Llegamos a los pueblos más remotos de las montañas. Salíamos cada día al amanecer y regresábamos al campamento base cuando oscurecía. No tengo ninguna duda de que el equipo hubiera trabajado durante la noche, cada noche, si hubiera podido.

Niños en una actividad de Plan International

   Recuerdo las dificultades para acceder a los pueblos con una mezcla de sentimientos y emociones intensas. Los derrumbamientos habían cubierto las carreteras empeorando la situación humanitaria. Los canales utilizados para el drenaje y el abastecimiento de agua estaban bloqueados y destruidos.

   Más de un tercio de las aproximadamente 9.000 víctimas mortales de los terremotos, murieron en Sindhupalchok. Miles de familias se quedaron sin hogar. En esos primeros días, no había suficiente comida y la gente estaba desesperada por conseguir refugio para protegerse.

   Todos los miembros del equipo éramos trabajadores humanitarios, hicimos un gran trabajo, cada día, sin importar lo adversas que fueran las condiciones. Nos esforzamos al máximo para garantizar que las personas afectadas recibiesen el socorro que necesitaban tan pronto como fuera posible. Cada día, exhaustos, nos decíamos unos a otros "al menos hoy, hemos llegado a suficientes familias cuyos hijos e hijas tendrán refugio y comida esta noche".

SEGUNDO TERREMOTO

   Entonces, todo volvió a cambiar. Justo cuando nuestros esfuerzos estaban tomando impulso, la tierra comenzó a temblar otra vez. El 12 de mayo de 2015 fue un día que siempre recordaré. Estaba almorzando con una compañera después de una reunión para coordinarnos con agencias y ONG locales en el distrito de Chautara, un área completamente destruida por el primer terremoto.

   Estaba en un pequeño puesto de comida cuando el suelo empezó a moverse. Este segundo terremoto duró casi un minuto y me encontré con cientos de personas que corrían para intentar conseguir un sitio seguro. Fue un momento caótico.

   Las emociones me desbordaron cuando pensé en los dos miembros de mi equipo que estaban de camino a distribuir artículos de emergencia en zonas montañosas remotas. Durante cuatro horas no pudimos contactar con ellos y no sabíamos si estaban seguros. Afortunadamente lo estaban, y nadie del equipo de Plan International resultó herido.

   En cualquier caso, bastantes miembros del equipo quedaron aislados en áreas remotas y tuvieron que pasar la noche en las montañas. Aquella noche comprobamos la verdadera belleza de Nepal y de sus habitantes: los equipos aislados de Plan International recibieron ayuda y refugio de aquellos a los que precisamente habíamos ido a ayudar.

   Aprendí mucho aquel día. Como trabajador humanitario tienes que estar preparado para cualquier cosa en cualquier momento.

TODAVÍA HACE FALTA APOYO

  Se sigue necesitando apoyo, incluso un año después de los devastadores terremotos. Aunque se haya conseguido cierto progreso, la comunidad internacional no debe olvidarse de Nepal. La reconstrucción requiere años de trabajo y aunque tengo la certeza de que la gente en Nepal tiene energía y la determinación de forjarse una vida mejor, depende de nosotros asegurarnos de que los recursos y el apoyo están siempre ahí.

Escuela reconstruida por Plan International

   Plan International ha estado al frente de la respuesta de emergencia en Nepal, en la distribución de ayuda humanitaria en las comunidades devastadas por los seísmos de 7,8 y 7,2 grados de magnitud.

   La organización ha asistido de manera directa a 287.847 personas desde que se produjo el terremoto hace un año, incluyendo a 117.230 niños y niñas. También les ha apoyado, a ellos y a sus familias, con materiales de construcción, alimentos y agua y acceso inmediato a aulas provisionales, así como instalaciones dedicadas a la protección de la infancia.

   "Los niños y niñas son los más vulnerables a sufrir violaciones de sus derechos y continúan enfrentándose a desafíos mientras se recuperan de los terremotos: desde la falta de colegios seguros hasta violaciones de sus derechos, como el matrimonio, el trabajo y la explotación infantil. Se debe priorizar su protección", afirma Concha López, directora de Plan International España.

   Plan International tiene un compromiso a largo plazo con Nepal. En los próximos dos años, nuestra ayuda llegará a 325.000 personas más en situación de necesidad. Las mujeres y las niñas sufren desproporcionalmente los desastres naturales, por lo que Plan International está trabajando para garantizar su protección de manera urgente y abordar sus necesidades específicas a largo plazo.

   Las prioridades de la estrategia de Plan International para responder a la emergencia producida por el terremoto de abril de 2015 abordan la desigualdad de género para transformar las relaciones desiguales que predominan en Nepal.