El Consejo de Seguridad de la ONU condena el asesinato del 60 civiles en un ataque contra un campamento en RDC

Archivo - Desplazados por la violencia en Bunia, Ituri (este de RDC)
Archivo - Desplazados por la violencia en Bunia, Ituri (este de RDC) - UNHCR/LENA ELLEN BECKER - Archivo
Publicado: sábado, 5 febrero 2022 7:05

MADRID, 5 Feb. (EUROPA PRESS) -

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha condenado este viernes un ataque perpetrado por supuestos miembros de la milicia Cooperativa para el Desarrollo de Congo (CODECO) contra un campamento de desplazados en la provincia de Ituri, en el noreste de República Democrática del Congo (RDC) en el que murieron al menos 60 civiles.

"Los miembros del Consejo de Seguridad condenaron en los términos más enérgicos los ataques de las milicias CODECO contra el campamento de Savo para desplazados internos en la provincia de Ituri, República Democrática del Congo", ha dicho el Consejo, según un comunicado de la institución.

En este sentido, han hecho hincapié en la necesidad de que el Gobierno de República Democrática del Congo "lleve a cabo una investigación exhaustiva y rápida de estos ataques para garantizar que los responsables rindan cuentas".

Así, los miembros del Consejo de Seguridad han expresado su preocupación "por la continuación de la violencia entre comunidades y por el aumento de la actividad de los grupos armados en las provincias orientales de la República Democrática del Congo".

"(Los miembros) reiteraron su condena a todos los grupos armados que operan en el país, llamaron a todos los actores a poner fin a la violencia y sus violaciones y abusos de los derechos humanos internacionales y el derecho internacional humanitario", han resaltado en un comunicado.

La jefa de la Misión de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO), Bintou Keita, también condenó esta semana el incidente, según explicó el portavoz adjunto de la Secretaría General de la ONU, Farhan Haq, quien aseguró que en la zona hay cerca de 600.000 personas desplazadas.

"La idea inicial era sacar a los asaltantes del área y proteger el sitio de desplazados internos", dijo. Además, Haq detalló que el acceso por carretera está restringido debido a la inseguridad y que la entrega de asistencia humanitaria se está viendo dificultada, aunque se están repartiendo los suministros médicos entre la población necesitada.

"La misión de la ONU envió una patrulla al lugar al recibir una alerta sobre el ataque. También notificaron a las fuerzas de seguridad nacional, así como a su red de alerta comunitaria", explicó.

Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU habrían intercambiado disparos con los asaltantes poco después de llegar al lugar y habrían realizado una operación conjunta con el Ejército congoleño para expulsar a los asaltantes y vigilar a los desplazados internos.

A la condena del ataque se sumaron el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que se declararon "horrorizados" por lo sucedido.

Ambos organismos tildaron el ataque de "atroz" y recordaron a todas las partes sus obligaciones bajo el Derecho Internacional para proteger y salvaguardar la vida de los civiles.

Los equipos de ACNUR y la OIM, junto a sus socios, prestan asistencia de emergencia en Ituri. Unas 230.000 personas viven en más de 60 ubicaciones para desplazados localizadas en toda la provincia. RDC alberga a 5,6 millones de desplazados.

ASESINATO DE 60 CIVILES EN ITURI

El presidente del campamento, Ndalo Bise, resaltó en declaraciones al diario congoleño 'Publico' que los asaltantes irrumpieron en las instalaciones a las 21.00 horas (hora local) del martes. "Contamos hasta ahora más de 60 muertos en los alojamientos para desplazados", dijo.

Bise agregó que los milicianos realizaron disparos y "decapitaron a gente con machetes". "El presidente del organismo de vigilancia y su 'número dos' están muertos", relató en declaraciones al portal de noticias Actualité.

Fuentes administrativas confirmaron el balance, mientras que el jefe del distrito de Bahema Nadhere cifró en 59 los fallecidos, si bien el balance es por el momento provisional, dado que varios civiles resultaron heridos y otros fueron raptados.

Por su parte, la directora del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) en el país, Caitlin Brady, condenó firmemente el ataque y recalcó que "es el último de una serie de brutales ataques en Ituri".

Así, manifestó que el campamento de Plaine Savo "está habitado por familias, familias vulnerables, que han huido de una violencia similar con sus niños y que sólo buscan el derecho a vivir en paz", según un comunicado publicado por la ONG.

"Nunca ha habido y nunca habrá una justificación para los ataques contra civiles. Los responsables deben rendir cuentas", manifestó. El director de una escuela apoyada por el NRC en el campamento detalló que entre los muertos figuraban dos de sus alumnos.

El campamento acoge a cerca de 24.000 personas que huyeron en 2019 del territorio de Djugu, si bien muchas de ellas se han visto forzadas nuevamente a huir y han buscado refugio en una base cercana de la Misión de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO).

Alrededor de 70 personas habían sido asesinadas previamente en cinco ataques contra campamentos de desplazados desde noviembre de 2021, lo que ha desatado nuevas oleadas de desplazamiento en el este de RDC, sacudido por un repunte de la inseguridad durante los últimos años.

"Pedimos a las autoridades congoleñas que redoblen inmediatamente los esfuerzos para dar protección a los civiles y que adopten pasos concretos para hacer frente a las causas del conflicto en el este del país, remachó Brady.

CODECO, que el lunes secuestró a cerca de 30 mineros en esta misma provincia, está integrada predominantemente por miembros de la comunidad lendu, tras el aumento de los asaltos desde junio de 2019 y los enfrentamientos intercomunitarios entre los lendu y los hema en Ituri.

Las provincias de Ituri y Kivu Norte se encuentran bajo estado de sitio desde mayo, cuando el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, dio orden de poner las mismas bajo mando militar para reforzar las operaciones contra los diversos grupos rebeldes que operan en la zona.

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