La corrupción y el populismo, claves en la nueva estrategia de EEUU en Afganistán

Actualizado: viernes, 31 julio 2009 21:41


NUEVA YORK, 31 Jul. (EUROPA PRESS) -

El principal responsable de la campaña estadounidense en Afganistán, general Stanley A. McCrystal, estaría preparando según fuentes militares consultadas por el diario 'Washington Post' una nueva estrategia que contempla un drástico incremento en el número de fuerzas de seguridad afganas y un nuevo plan para eliminar el alto índice de corrupción burocrática en el Gobierno de Kabul, una iniciativa que ha provocado reticencias en algunos altos cargos de la Administración Obama, que se oponen al aumento de los efectivos, internacionales o afganos, en Afganistán.

La nueva estrategia supervisada por McChrystal contempla "métodos poco convencionales" destinados a combatir la nueva e intensificada insurgencia afgana, que también pasa por el desarrollo de las relaciones con la población, y un nuevo modelo de formación de las tropas afganas. No obstante, esta nueva aproximación queda pendiente de la aprobación de un equipo de analistas militares especializados en Kabul, que siguen todavía indecisos sobre el número concreto de tropas estadounidenses que sería necesario enviar.

Desde Kabul, se tiene la práctica certeza de que el número de tropas que actualmente se encuentran en el país es insuficiente para abordar una nueva estrategia con perspectivas de éxito. "Existe un consenso bastante amplio por parte del equipo de asesoramiento de que todos nuestros esfuerzos carecen de los recursos necesarios para conseguir sus objetivos", declaró un alto responsable del Ejército estadounidense, bajo condición de anonimato, al diario.

COMPLICACIONES

Esta petición es un desafío político para Barack Obama, a tenor de las opiniones presentadas por algunos líderes demócratas en el Congreso sobre la opción de mantener a los 68.000 soldados estadounidenses desplegados actualmente en Afganistán. Para Obama, que aprobó la pasada primavera el despliegue de otros 21.000 soldados adicionales, se trata de descubrir si se puede ganar "apiñando tropas sin más ni más", como reconoció el presidente estadounidense en su día.

Desde la Casa Blanca se cree que este tipo de estrategia por acumulación no tiene el éxito garantizado. De hecho, el propio asesor de seguridad de Obama, general retirado James L. Jones, indicaba el mes pasado a los comandantes militares que el Despacho Oval tiene la intención de mantener el número de militares desplegados en Afganistán. Es más, fuentes de la Casa Blanca apuntan a que la petición de McChrystal para incrementar en 21.000 el número de soldados va a ser "una venta difícil".

Pero aun así, es una posibilidad que se contempla. De hecho, los superiores del general McCrystal --entre ellos el secretario de Defensa, Robert Gates y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen-- le han pedido que elabore un informe sobre la situación actual del contingente y que "articule" sus recomendaciones en dicho documento. La intención del general no sólo consiste en averiguar cuantas tropas más son necesarias, sino en determinar qué nuevos usos se pueden aplicar al contingente actual.

En este estudio, el general pretende emprender un cambio en la "cultura operativa" de las fuerzas de EEUU y de la OTAN para incentivar el contacto con la población. Esto es porque, desde hace bastantes meses, los civiles afganos se han visto durísimamente afectados por las operaciones de combate estadounidenses, particularmente por los bombardeos de las Fuerzas Aéreas norteamericanas.

En este sentido, el plan contemplado por el general McCrystal tiene en contra el hecho de que para acercarse a la población, los comandantes estadounidenses tendrían que encontrarse en escenarios virtualmente desprotegidos. Pero, según entiende el miembro del equipo de asesoramiento convocado por el general y participante del Centro para la Nueva Seguridad Estadounidense en Washington, Andrew Exum, dialogar con los afganos "desde vehículos blindados no va a impedir los atentados con explosivos". Estos atentados se evitan "convenciendo a la pobación de que no los pongan, y para ello hay que hablar con la gente".

DINÁMICA SOCIAL

De igual modo, el informe solicita que los servicios de Inteligencia presten más atención a la dinámica social de las tribus afganas para que los responsables militares sobre el terreno identifiquen correctamente a los líderes de opinión afganos y puedan dialogar con ellos. Hasta este momento, la información que han recibido está relacionada únicamente con los insurgentes a los que es necesario eliminar, desdeñando el funcionamiento de la sociedad civil afgana.

En resumen, la nueva estrategia de McCrystal pretende transmitir que la intención fundamental del despliegue de tropas es proteger a los civiles afganos y contribuir a que el Gobierno afgano asuma su cuota de responsabilildad a la hora de mantener la paz en las regiones afganas que mantiene bajo control, entre ellas la capital, Kabul.

"Hay que centrarse en la gente", declaró el general en una entrevista reciente. Y es por ello que, en términos geográficos, la estrategia de McCrystal se centra ahora mucho más en los grandes núcleos de población que en los refugios montañosos de los talibán.

AUMENTO DE FUERZAS AFGANAS

Los datos que maneja McCrystal sugieren también que se duplique el número de tropas militares afganas desplegadas en el país: desde los 134.000 soldados existentes hasta ahora a los 240.000. El Cuerpo Nacional de Policía afgano también estaría sujeto a un aumento desde los 92.000 existentes este año hasta los 160.000 con los que cuenta este plan. Este aumento, por consiguiente, implica un mayor número de soldados estadounidenses destinados al entrenamiento de las fuerzas afganas.

Tanto el general como sus principales subordinados han expresado su preocupación ante la falta de soldados afganos disponibles a la hora de patrullar el país junto a las tropas extranjeras. También desconfían de las habilidades de combate de las fuerzas afganas. Y también consideran que, proporcionalmente, el número de efectivos afganos de apoyo es insuficiente: en la provincia meridional de Helmand, una de las más violentas del país, menos de 500 soldados afganos están apoyando a los 11.000 soldados estadounidenses que intentan pacificar la región.

Algunos funcionarios estadounidenses y europeos creen que McCrystal se ha impuesto un objetivo difícil, ya que el Gobierno afgano carece actualmente de las reservas económicas necesarias para financiar cualquier aumento de efectivos. El general, no obstante, está completamente seguro de que este incremento de tropas es esencial, y ha preparado una estrategia que impondría cambios en la estructura de funcionamiento del Ejército afgano desde el mismo campo de reclutamiento.

DESDE EL PRINCIPIO Y CONTRA LA CORRUPCIÓN

El general pretende acabar con el sistema actual por el que los soldados afganos son entrenados en pequeños grupos por soldados estadounidenses. En su lugar, se pretende que la influencia norteamericana en el adiestramento de las tropas afganas comience desde el primer día y siempre con el contacto directo entre generales y soldados "Vivir juntos, entrenar juntos y trabajar juntos", señaló al diario un alto oficial estadounidense desde Kabul.

Se espera, de igual modo, que las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN ejerzan más influencia a la hora de eliminar la corrupción y de promover una buena gobernanza en Afganistán. En la nueva estrategia que está diseñando el general, la amenaza de la corrupción es igual de peligrosa que la de los comandantes talibán. "Podemos perder la guerra desde ambos frentes", declaró el miembro del grupo de análisis del Consejo de Relaciones Exteriores, Stephen Biddle, también parte del equipo de asesoramiento que ha solicitado el general.