Crónica Afganistán.- HRW insta a Karzai a que enmiende una ley "bárbara" contra las mujeres chiíes

Actualizado: sábado, 15 agosto 2009 19:22

La legislación comprende artículos fundamentalistas que el presidente habría usado para ganarse al sector radical en las elecciones

MADRID, 15 Ago. (EUROPA PRESS) -

La ONG pro Derechos Humanos, Human Rights Watch (HRW) ha solicitado al presidente afgano, Hamid Karzai, que enmiende inmediatamente una ley considerada como discriminatoria con las mujeres chiíes, por la que quedan absolutamente desprotegidas de sus derechos constitucionales para garantizar el apoyo de los fundamentalistas de cara a las elecciones presidenciales y provinciales de la semana que viene.

La ley entró en vigor el pasado 27 de julio con su publicación en el número 988 de la Gaceta oficial. Esta normativa contiene "una gran cantidad de artículos retrógrados" por los que "se arrebata a las mujeres los derechos que les garantiza la Constitución afgana". Por esta ley, el marido tiene ahora el derecho de negar a su mujer derechos básicos, como el alimento, si ella se niega a obedecer sus peticiones sexuales.

Para HRW, Karzai ha realizado "un trato impensable" por el que deja a las mujeres afganas "completamente vendidas a cambio de ganarse el apoyo de los fundamentalistas de cara a las elecciones del próximo 20 de agosto". "Con esta ley, cualquier mérito que Karzai se haya atribuido como autoproclamado moderado en cuestiones de la mujer queda completamente anulado", lamentó el director para Asia de HRW, Brad Adams.

La ley garantiza la custodia de los niños únicamente a los maridos y a los abuelos. Las mujeres necesitan del permiso de sus esposos para ir a trabajar. Permite a un violador evitar su pena pagando a sus víctima. "Los derechos de las mujeres afganas han sido arrancados por los poderosos, que las emplean como peones de ajedrez para conseguir más poder", declaró Adams.

"Se suponía que esta clase de leyes bárbaras deberían ser cosa del pasado tras derrocar a los talibán en 2001, pero Karzai las ha revivido y las ha concedido el sello oficial de aprobación", lamentó.

La ley, conocida como Ley de Estatus Personal, fue aprobada en marzo y desencadenó un torrente de protestas tanto a nivel nacional como internacional, sobre todo por la inmensa cobertura social de la mencionada ley, que afecta a entre un 10 por ciento y un 20 por ciento de la población, sobre la que regula prácticamente todos los aspectos de la vida de los afectados: divorcio, separación, herencias y matrimonio.

Es más, la versión inicial incluía artículos que regulaban restricciones aún más drásticas sobre la vida marital. En los primeros borradores, la mujer sólo podía abandonar la casa en casos de fuerza mayor e imponía a la mujer realizar actividades sexuales con su marido una vez cada cuatro días.

EL RESPONSABLE

Según HRW, la ley fue diseñada secretamente por un poderoso clérigo chií ultraconservador, el ayatolá Asif Mohseni, y fue respaldada por los líderes chiíes del Parlamento. En este sentido, muchas activistas han acusado a Karzai de renegar de su compromiso con los derechos de las mujeres para garantizarse votos en una elección presidencial.

Por ello, en una actuación casi sin precedentes, las mujeres afganas salieron a las calles el pasado mes de abril para protestar contra la implantación de esta ley, a sabiendas del respaldo que les proporcionaban el presidente estadounidense, Barack Obama, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, el primer ministro británico, Gordon Brown, el entonces secretario general de Naciones Unidas, Jaap De Hoop Scheffer y muchos otros que condenaron la puesta en práctica de la legislación.

Como resultado de la presión ejercida, Karzai decidió someter la ley a consulta de grupos civiles el pasado mes de mayo, lo que desembocó en la eliminación de artículos absolutamente restrictivos, a pesar de que la legislación "todavía contiene la mayoría de su normativa más represora".

ANTICONSTITUCIONAL

El aspecto que HRW critica con más profundidad es que esta ley contraviene directamente la Constitución afgana, que prohíbe cualquier tipo de discriminación y distinción entre los ciudadanos del país asiático. El artículo 22 de la Carta Magna establece que hombres y mujeres "poseen los mismos derechos y deberes ante la ley".

Esta normativa, además, se opone a la Convención de la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres, un acuerdo del que Afganistán es parte firmante.

"El Parlamento de Afganistán debería revocar esta ley, y su Tribunal Constitucional debería eliminar cualquier tipo de proyecto que viole la Constitución y sus obligaciones legales internacionales", declaró Adams.

El director para Asia de HRW pidió al resto de candidatos electorales que "prometan a las mujeres afganas, de ser elegidos, que convertirán en una prioridad su lucha contra esta ley aborrecible".

VENTAJA ELECTORAL

De momento Karzai, es el candidato mejor situado para las elecciones presidenciales del 20 de agosto, pero no lo suficiente como para lograr una mayoría absoluta y evitar una segunda vuelta, según una encuesta publicada hoy.

Karzai ganaría el 44% de los votos, según el sondeo, llevado a cabo por Instituto Republicano Internacional --una organización con financiación estadounidense--, mientras su principal rival electoral, el ex ministro de Exteriores Abdulá Abdulá, lograría el 26%.

El ex ministro de planificación Ramazan Bashardost, miembro de la minoría étnica Hazara, cuya oficina es una tienda levantada frente al parlamento, obtendría el 10% de los votos, y el ex ministro de Finanzas Ashraf Ghani, el 6%.

La encuesta está basada en una muestra de 2.400 adultos afganos y se llevó a cabo entre el 16 y el 26 de julio. Los resultados coinciden en líneas generales con otro sondeo publicado esta semana por otra organización financiada igualmente con fondos estadounidenses.

Karzai ha dirigido Afganistán desde que los talibán fueron expulsados del poder en 2001 y ganó con facilidad las primeras elecciones democráticas afganas, celebradas en 2004, pero ahora afronta un gran desafío por parte de Abdulá.