Crónica Afganistán.- La muerte de decenas de niños por disparos de guardias de seguridad debilita a las autoridades

Actualizado: jueves, 22 noviembre 2007 13:31

Entre 18.500 y 28.000 personas trabajan como guardaespaldas en Afganistán, muchos antiguos milicianos antisoviéticos

MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -

La muerte de decenas de niños afganos a causa de disparos cometidos por los guardias de seguridad de varios diputados tras el atentado en una fábrica azucarera de la ciudad de Baghlan el pasado 6 de noviembre --en el que fallecieron más de 80 personas, 70 de ellas menores, y resultaron heridas otras 100-- ha incrementado la desconfianza e inseguridad en las autoridades del país.

Entre el personal de seguridad que había en el lugar del ataque, del que los talibán negaron toda responsabilidad, se encontraban policías locales y equipos de guardaespaldas de cada parlamentario que había acudido a visitar las instalaciones. Según un nuevo informe de Naciones Unidas y elaborado por el grupo Swisspeace indica que, al parecer, varios milicianos se infiltraron entre la multitud dentro de la fábrica, según 'The Washington Post'.

El primer informe interno de la ONU sobre este trágico suceso concluye que la mayor parte de los 70 niños que fallecieron en el atentado más grave del Afganistán post-talibán fueron disparados por las metralletas de los guardaespaldas de los diputados afganos que, tras la explosión, abrieron fuego sobre la muchedumbre.

Este documento, realizado por la misión de asistencia de la ONU en Kabul y que fue revelado por la agencia de noticias AP, asegura que algunos guardias de seguridad dispararon "deliberada e indiscriminadamente" a la multitud y que causaron la tercera parte de las muertes ese día. Además, denuncia que las autoridades no han hecho ningún esfuerzo en encontrar a los culpables de los disparos.

El atentado en la fábrica azucarera ha hecho extender la alarma de que la violencia extremista podría haberse trasladado al relativamente pacífico norte del país y durante dos semanas se han sucedido las acusaciones entre políticos y han crecido los rumores sobre conspiraciones en medio de los multitudinarios funerales de las víctimas.

Antes del atentado, la escuela donde estudiaban los menores decidió, con motivo de la visita de los parlamentarios, que los estudiantes visitaran la azucarera. Uno de los profesores que sobrevivió, Mohamed Asadullah, relató esta semana que tras estallar la bomba "los guardaespaldas se pusieron nerviosos y empezaron a disparar, la Policía también". "Incluso intentaron dispararme a mí. Fue horrible. La gente corría y gritaba. Cinco profesores murieron por disparos y muchos estudiantes. Deberían haber estado en clase estudiando", explicó.

CRÍTICAS Y TEORÍAS CONSPIRATIVAS

El suceso ha generado fuertes críticas procedentes de todos los sectores contra los pobres índices de seguridad en Afganistán, ha creado teorías conspirativas y sobre todo ha incrementado la preocupación sobre el alto número de antiguos milicianos antisoviéticos que están siendo contratados como guardias de seguridad por particulares, grupos, firmas privadas y organizaciones, según publica 'The Washington Post'.

De hecho, el presidente afgano, Hamid Karzai, ha expresado en varias ocasiones su frustración por la pobre actuación de la Policía, que depende del Ministerio del Interior, departamento al que ha acusado de corrupción e incompetencia. "La cultura del guardaespaldas está matando Afganistán y tenemos que eliminarla", resaltó Karzai en una entrevista concedida esta semana al citado diario en el palacio presidencial de Kabul.

El nuevo informe de Naciones Unidas elaborado por Swisspeace asegura que firmas de seguridad afganas y extranjeras tienen a su servicio a entre 18.500 y 28.000 personas, y señala que aunque las compañías proporcionan la seguridad de sus clientes, son vistas por la opinión pública como generadoras de "desconfianza e inseguridad" debido a sus vínculos con jefes de la milicia local, la presencia de guardaespaldas fuertemente armados, su comportamiento hacia los civiles y sus supuesta relación con crímenes.

MUERTE DE DIPUTADO OPOSITOR

La falta de una explicación acerca de lo sucedido en Baghlan ha dado lugar a rumores de conspiraciones dentro del Gobierno, muchas de ellas centradas en la muerte en la azucarera del diputado Sayed Mustafa Kazimi, de 48 años, antiguo ministro de Comercio que se había convertido en uno de los mayores críticos con Karzai.

Desde su fallecimiento, los carteles con su cara bajo la palabra 'Mártir' se han hecho habituales en las calles de Kabul. Algunos políticos opositores han sugerido que el Ejecutivo orquestó el ataque para deshacerse de Kazimi, quien se había estado preparando para ser el rival de Karzai en las próximas elecciones.

Pero aparte de la dimensión política que ha adquirido el atentado y las irregularidades demostradas, las familias de las víctimas también piden explicaciones. Decenas de hombres y mujeres de la comunidad de Baghlan perdieron a un niño en sólo unos pocos minutos. Este es el caso de uno de los trabajadores de la fábrica, Asadullah, de 44 años, perdió a tres de sus cinco hijos.

"El Gobierno siempre dice que estos asesinatos son perpetrados por los enemigos de Afganistán, pero esta vez los hemos matado los afganos. Soy un buen musulmán, por lo que creo que este es el plan de Dios. Él nos da los hijos y él nos los quita, pero me gustaría saber por qué", explicó.