Crónica Irak.- Al Sadr aspira a ostentar el cargo de Ayatolá para convertirse en la principal fuerza chií del país

Actualizado: domingo, 16 diciembre 2007 14:13

Así, el clérigo aseguraría dominar las diferentes facciones de sus milicias y fortalecer su papel en la política de Irak

BAGDAD, 16 Dic. (EP/AP) -

Aprovechando el descenso de la violencia registrado este mes en Irak, el clérigo chií Muqtada al Sadr, líder político y máximo responsable de la milicia más importante del país podría regresar de nuevo al seminario para obtener el título de Ayatolá, el más alto dentro del clero; en un movimiento destinado a fortificar el peso de su guerrilla --el Ejército de Mahdi-- y su partido, dentro del inestable entorno político del país.

Los objetivos de Al Sadr pueden revolucionar el panorama de enfrentamientos entre los chiíes en Irak, que no solo luchan por el control de los campos petroleros del sur del país, sino también por el lucrativo negocio del traslado de peregrinos, y por los territorios que custodian la salida al Golfo Pérsico.

A pesar de que el clérigo lleva casi seis meses inmerso en un frágil alto el fuego con el Ejército estadounidense, su influencia permanece intacta entre sus partidarios, que siguen siendo protagonistas de numerosos enfrentamientos en la región.

Convertirse en Ayatolá no sólo concedería una nueva voz al clérigo chií, sino que le capacitaría para enfrentarse cara a cara con su principal rival, el Consejo Supremo Islámico de Irak, organizado desde Irán por el Gran Ayatolá Alí al Sistani, que es la autoridad religiosa más importante para los chiíes de Irak y, como el propio Al Sadr, un líder político y miliciano. A diferencia del Mahdi, las Brigadas Badr de Al Sistani se han integrado dentro de las fuerzas de seguridad iraquíes.

La estrategia de Al Sadr es una combinación de fuerza miliciana, inteligente política callejera y alcance social. Muy similar a las de la libanesa Hezbolá, que ya de por sí estaba marcada por la tradición impuesta por el Ayatolá Jomeini en 1979. Sin embargo, Al Sadr suele enorgullecerse públicamente de sus raíces iraquíes y árabes, y rechaza someterse a la férrea política de Irán, país benefactor de muchos políticos chiíes.

Como Ayatolá, sus puntos de vista resonarían con mucha más fuerza dentro de Irak. "Si Muqtada se convierte en una autoridad religiosa, el movimiento entero será mucho más fuerte", afirmó uno de sus ayudantes, siempre bajo el anonimato.

Actualmente, Al Sadr ostenta el título de Hojjat ol Eslám (Autoridad en el Islam). Es un honor poco relevante ya que en ningún caso califica a Al Sadr como líder religioso, lo que obliga a sus partidarios a recurrir a otros clérigos en busca de guía espiritual, algo que para al Sadr es un problema, ya que estos 'consejeros' forman parte del Gobierno iraquí y se les considera "títeres" de las demandas de Washington.

ESTUDIOS

Si Al Sadr mantiene su programa de estudios, es posible que se convierta en Ayatolá poco antes de 2010, culminando de esta forma casi una década de estudios para obtener este honor. Al Sadr comenzó sus estudios en 2000, cuando se integró en un "programa de desarrollo externo" --el equivalente a un doctorado-- bajo la tutela del Gran Ayatolá, Ahmed Isaq al Fayad, uno de los principales clérigos de Nayaf.

Sin embargo, no sólo es necesario completar arduos estudios en las áreas de conocimiento de la religión musulmana (tales como jurisprudencia, misticismo, la filosofía o ética). Es también necesario que el candidato esté respaldado por un pedigrí familiar relacionado con el estudio del Islam; así como por cierto número de partidarios o alumnos.

Al Sadr no tiene problema, en lo que a pedigrí se refiere. Su padre, el Gran Ayatolá Mohamed Sadeq Al Sadr, puso nombre al vecindario bagdadí, y bastión del Ejército del Mahdi, Ciudad Sadr; antiguo Ciudad Sadam. El fallecido dictador iraquí ordenó la muerte del padre y dos hermanos de Muqtada en 1999.

En cuanto a los estudios, los ayudantes de Al Sadr afirman que su líder está especialmente interesado en una doctrina particular de la confesión chií, conocida como Wilayat al Faqih (Guardia de los Eruditos): un modelo de Gobierno religioso que combina la autoridad de un sistema legal islámico con un papel importante de la población a la hora de distribuir el poder político.

Se trata de un concepto adoptado por Jomeini, pero no es muy apreciado entre la jerarquía religiosa chií en Irak, dado que entienden que el concepto es demasiado similar al adoptado por Jomeini en Irán durante 1979. Al Sadr no está interesado en algo así, sino en una estructura mucho más participativa para la población, que tendría mucho más peso que en otros sistemas políticos contemplados por el Islam (como el Califato, por ejemplo).

Al Sadr no va a estudiar sólo. Sus ayudantes han confirmado que el clérigo está instando a sus guerilleros a asistir a los seminarios durante tres horas al día, cinco días a la semana en sus domicilios, o bien en mezquitas alejadas de la capital para que los soldados estadounidenses no les descubran.

A los milicianos se les examina de los conocimientos adquiridos en los seminarios. Aquellos que aprueben, permanecerán en la milicia. El objetivo final de Al Sadr con esta "confesionalización" de sus guerrillas es, simplemente, unificar sus fuerzas y eliminar las malas hierbas. Seis meses de inactividad han provocado ciertas divisiones en sus guerrillas, algunos de cuyos miembros están desertando o, directamente, desobedeciendo el alto el fuego.

Al Sadr lleva desde mayo sin asomarse a la escena pública, lo que ha dado lugar a ciertos rumores sobre su capacidad para controlar el movimiento. Sin embargo, sus ayudantes más cercanos afirman que Al Sadr se mantiene regularmente en contacto con sus principales lugartenientes, y su bloque sigue ostentando 30 de los 275 escaños del Parlamento iraquí, el porcentaje más amplio ostentado por un sólo partido.

Y es que "la fuerza y la cohesión de la que goza el movimiento no radica exclusivamente en torno a Al Sadr, sino que hablamos de un grupo que se mantiene unido gracias al legado histórico de la familia", así como por la rivalidad con el Consejo Supremo de Irak y su líder en el país árabe, Abdul Aziz al Hakim, que ostenta el mismo cargo religioso que Al Sadr.

TENSIONES

La tensión en el sur de Irak ha aumentando significativamente durante las últimas semanas, durante las que Estados Unidos y Reino Unido han estado desarrollando los preparativos para reducir su presencia en el país, amenazando con dejar un peligroso vacío de poder.

La semana próxima, Londres entregará a las fuerzas iraquíes el control de la provincia de Basora, la más relevante del sur. El Pentágono, por su parte, ha intentado distraer la atención entablando combates en el centro y el norte de Irak contra los extremistas suníes, entre los que se encuentra Al Qaeda en Irak, la célula nacional de la red terrorista dirigida por Usama bin Laden.

En su última declaración, no obstante, Al Sadr aconsejó "paciencia" a sus seguidores, a los que ordenó que obedecieran su orden de alto el fuego, pero su paciencia se acaba, según advierten sus ayudantes, que anticipan un inminente enfrentamiento contra los partidarios del Consejo Islámico Supremo, "lo que tendría graves consecuencias para todos".