Crónica R.Unido.-Brown preside la primera reunión de su nuevo Gabinete tras asegurar por ahora su supervivencia política

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 9 junio 2009 18:12

Pese al apoyo del Laborismo para evitar agravar la situación, un sondeo revela que Alan Johnson recortaría diferencias con los 'tories'

LONDRES, 9 Jun. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -

El primer ministro británico, Gordon Brown, presidió hoy la primera reunión con su nuevo gabinete de Gobierno tras la semana más crítica de los dos años que lleva en el poder, en la que vio cómo una cadena de dimisiones de ministros, llamadas a su renuncia y los peores resultados electorales del Laborismo en un siglo estuvieron a punto de precipitar su salida del número 10 de Downing Street.

Finalmente ni la debacle que las encuestas auguran para las generales que teóricamente se celebrarán la próxima primavera, ni la campaña orquestada para forzar su renuncia han desalojado a Brown de la residencia oficial, donde esta misma mañana se sentó con el Ejecutivo que terminó de definir el pasado viernes tras una sucesión de reveses internos.

En este sentido, el adelanto de la remodelación, para evitar que la dimisión del titular de Trabajo, James Purnell, y especialmente su apelación al mandatario a seguir sus pasos ganase apoyos, permitió a Brown ganar tiempo ante los rebeldes que recababan respaldos entre los diputados laboristas para obligarlo a dejar el poder.

Sin embargo, el primer ministro tenía pendiente el último trance de los siete días más dramáticos de su mandato con los resultados de las europeas, que este lunes, cuando Brown preveía dirigirse a su Grupo Parlamentario, dejaron al partido como tercera fuerza política del país con tan sólo el 15,7 por ciento de los votos. Una situación esperada por los díscolos para dar a conocer el listado de quienes apoyaban un recambio y que, según ellos, llegaban a los 70 que hubiesen sido necesarios para promover oficialmente un proceso, siempre que presentasen un candidato alternativo.

No obstante, la debacle en las urnas se tornó finalmente en apoyo general al líder, propiciado por las consecuencias aún más devastadoras que el descabezamiento prematuro podría generar. Ante la asunción de que un tercer primer ministro en una misma Legislatura obligaría a convocar de inmediato elecciones, el Laborismo cerró ayer filas en una crucial reunión de Westminster, consciente de que someterse ahora al juicio de los votantes supondría un revés aún mayor del que apunta la continuidad de Brown.

REUNIÓN IMPROBABLE

En consecuencia, tras una semana frenéntica en la que las casas de apuestas británicas daban más probabilidades a su salida inminente de Downing Street, esta mañana el 'premier' encabezó una reunión de Gabinete considerada improbable antes del fin de semana. No obstante, el precio de la permanencia ha obligado a Brown a rebajar la intensidad de los cambios con los que esperaba conferir a su equipo ministerial una nueva imagen que rompiese con el pasado en el año que teóricamente resta hasta las generales.

En total, son seis las caras nuevas que se han incorporado hoy, casi tantas como los ministros que la semana pasada dimitieron, algunos, como la de Comunidades, Hazel Blears, anunciando de forma premeditada su decisión a 24 horas de las europeas y locales para ampliar al máximo los daños en lo que se ha considerado una venganza personal. Sin embargo, el golpe más letal fue el de Purnell y su apelación directa a la renuncia de Brown "por el bien del Laborismo".

La reunión de esta jornada supone el primer paso para la recuperación de autoridad del mandatario, después de que los rebeldes optasen en última instancia por no difundir la lista de diputados que ratificaban su falta de confianza en el actual 'premier'. Una decisión que supone abandonar, al menos hasta otoño, la campaña que amenazaba su continuidad y que se produjo ante la posición mayoritaria de un partido consciente de que no hay un candidato alternativo dispuesto a disputar el liderazgo.

Así, aunque en la reunión con el Grupo Parlamentario, a puerta cerrada, el primer ministro tuvo que escuchar llamadas a renunciar, sus promotores fueron conocidos críticos que nunca han ocultado su interés por un recambio desde que Brown tomase el testigo de Tony Blair el 27 de junio de 2007. Por su parte, el mandatario se comprometió a "aprender de los errores" y potenciar sus puntos fuertes, pero subrayó que la imagen de división es el peor agente electoral para el Laborismo.

NUEVO CICLO, CON DUDAS

En consecuencia, desde hoy se abre un nuevo ciclo para un primer ministro que ha sobrevido a la mayor crisis de su carrera política y que, con la remodelación, se ha asegurado un mayor control de su Gabinete, en el que los pesos pesados mantienen su posición, con la excepción del hombre llamado a tomar las riendas del Laborismo, Alan Johnson, quien cambió la cartera de Sanidad por una de más peso político: la de Interior.

Sin embargo, pese a la relativa calma recuperada por una formación decidida a mostrar públicamente una estampa de unidad, una encuesta publicada hoy por el diario 'The Independent' muestra que la derrota electoral con Johnson como candidato sería notablemente menor que la que provocaría Brown, quien generaría una mayoría absoluta de 74 escaños para los conservadores.

En contraposición, con el nuevo ministro de Interior como cabeza de cartel, los 'tories' quedarían a seis asientos de la mayoría, lo que podría abrir la posibilidad de un acuerdo entre los laboristas y los liberal-demócratas para impedir el traslado de David Cameron al número 10 de Downing Street. Además, el considerado sucesor de consenso es el único de los ocho posibles recambios como líderes que podría evitar una victoria aplastante del Partido Conservador.

OBJETIVOS A CORTO PLAZO

En cualquier caso, Brown ha insistido en que, independientemente de relevos, la recesión que Reino Unido tiene por superar seguirá y está convencido de que tiene la fórmula para sacar al país de la crisis económica, así como para reformar un sistema político en su conjunto que se comprometió a "limpiar" y mejorar los servicios públicos.

Sin embargo, mañana mismo se enfrentará a un nuevo cuestionamiento con una votación en el Parlamento promovida por los nacionalistas escoceses y galeses que pide la disolución inmediata de la Cámara y la convocatoria de elecciones. La moción cuenta con el apoyo de los demás grupos, según han confirmado ya, especialmente de los conservadores, quienes en los comicios del jueves vencieron en feudos vetados a su partido durante décadas.

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