BAGDAD/MADRID, 7 Mar. (OTR/PRESS) -
Un doble atentado suní contra peregrinos chiíes que se dirigían a la mezquita del Iman Hussein en la ciudad de Karbala, 90 kilómetros al suroeste de Bagdad, volvió ayer a poner en tela de juicio los planes de seguridad de Estados Unidos para el país mesopotámico. La masacre que perpetraron los dos suicidas en la ciudad de Hillah es la más grave que se recuerda en los últimos meses, con al menos 90 chiíes muertos y más de 160 heridos. Mientras, el Ejército de EE.UU. confirmó la muerte de diez de sus soldados en actos de combate, con lo que el recuento oficial de bajas del Pentágono dese la invasión asciende a 3.182 caídos.
Los insurgentes suníes volvieron a poner la nota sangrienta en el día en que la comunidad chií celebraba el final de su particular fiesta de la Ashura, después de 40 días de conmemoraciones en recuerdo del Iman Hussein, nieto del profeta Mahoma. La máxima expresión de esta festividad es, precisamente, la peregrinación hasta la mezquita del Iman Hussein, en Karbala, donde cada año se desplazan millones de musulmanes chiíes para conmemorar la muerte en combate del nieto del profeta.
La matanza se produjo en la ciudad de Hillah, en la provincia de Babil, donde cientos de peregrinos chiíes se dirigían hacia la ciudad santa de Karbala. Según explicó un portavoz de las Fuerzas de Seguridad iraquíes, los dos suicidas estaban infiltrados entre los devotos y se inmolaron consecutivamente, provocando la muerte de al menos 90 civiles y más de 160 heridos. A estos atentados se une el coche bomba en el barrio de Doura, en Bagdad, cuya deflagración se llevó la vida de 12 personas más.
Esta masacre se produce en la tercera semana de despliegue del plan de seguridad para Bagdad del Ejército estadounidense y las Fuerzas de Seguridad iraquíes para acabar con la violencia entre comunidades musulmanas en el país. Aunque los militares de EE.UU. tenían previsto que la insurgencia trasladara su ámbito de actuación a las afueras de la capital, lo cierto es que el operativo ya quedó en entredicho el lunes, cuando un coche bomba acabó con la vida de 28 civiles en el mercado de Al Mutanabi, en el centro de Bagdad.
AUMENTAN LAS BAJAS
Por otro lado, el Ejército estadounidense informó ayer, a través de un comunicado, que diez de sus soldados cayeron y otros tres resultaron heridos en diferentes ataques de la resistencia iraquí en el Norte y el Noreste. Seis de ellos cayeron durante "una operación de combate" en la provincia de Salah ad Din, cuando una bomba estalló cerca de sus vehículos. En el segundo ataque, en la ciudad de Diyala, muy próxima a Irán, cayeron otros cuatro militares estadounidenses, esta vez víctimas de una bomba colocada en una carretera.
La muerte de estos diez soldados en Irak eleva el recuento oficial de bajas militares del Pentágono hasta las 3.182, desde el comienzo de la invasión del país mesopotámico en marzo de 2003, una media de dos caídos diarios desde entonces. El récord de muertes de momento está, en todo caso, en enero de este año, con 1.802 muertes, muy por encima de las 1.531 que se produjeron en febrero.