Residentes en un edificio derrumbado por el terremoto en Portoviejo
HENRY ROMERO / REUTERS
Actualizado: jueves, 21 abril 2016 13:39

QUITO, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

Ecuador debe llegar a la conclusión de que es un "país sísmico" y por tanto dotarse de un sistema de alerta temprana después del devastador terremoto registrado el sábado en la costa que ha dejado hasta el momento 570 muertos.

Esta es una de las conclusiones a las que han llegado José Andrade y Ares Rosakis, miembros de la comisión gestora de la universidad Yachay Tech y expertos en sismología e infraestructura, tras el recorrido que han realizado en los últimos días por Manta, Pedernales y Portoviejo, los cantones más afectados.

En declaraciones a la agencia oficial Andes, Andrade ha indicado que el equipo ha extraído "importantes conclusiones que podrán impactar decisiones políticas en el futuro cercano y a mediano plazo".

Según este experto, el terremoto de 7,8 de magnitud en la escala Richter del sábado con epicentro en Pedernales, en la provincia de Manabí, se deriva del registrado en 1906 de 8,8 de magnitud, que provocó un gran tsunami.

"El terremoto de 1906 es la madre que dio a luz a todos los terremotos de magnitud siete que estamos teniendo en esta región. En esta zona, a la que dimos el nombre de 'Lengua de fuego' han nacido cinco terremotos más (1942, 1958, 1979, 1998) incluido el de este sábado", ha explicado Andrade.

Por su parte, Rosakis ha indicado que han llegado a tres conclusiones tras su visita. La primera de ellas es que el próximo terremoto se producirá en esta misma zona y podría suceder en unos 20 años.

La segunda, ha añadido, es que este terremoto, a diferencia de los otros, ocurrió en el suelo lo que provocó una mayor destrucción en las localidades afectadas pero al mismo tiempo fue la razón de que no hubiera un tsunami, ya que en los otros casos los epicentros se localizaron en el Océano Pacífico, lo que causaba olas gigantes.

Por último, el tipo de suelo en la zona, de carácter sedimentario, hizo que el temblor se sintiera con menor intensidad en Quito, a 280 kilómetros de Pedernales, que en Guayaquil, situada a 365 kilómetros. La capital se encuentra en una zona rocosa y se ve afectada por los terremotos que tienen su epicentro en otra falla, la que pasa a través de la cordillera de los Andes y que provocó seísmso en Ambato (1949), Cotopaxi (1969) y Pichincha (1955).

Así las cosas, Andrade ha sostenido que una de las lecciones que hay que aprender tras este nuevo terremoto es que Ecuador debe mejorar el código de construcción para que los edificios sean más resistentes ante los temblores.

"Hay que entender que tenemos una zona que fabrica terremotos de esta magnitud cada 20 años aproximadamente. Además tenemos una zona (en la costa ecuatoriana) donde los suelos son muy débiles y gelatinosos", ha señalado, llamando a "mejorar las técnicas de construcción porque tenemos que entender que esto va a seguir ocurriendo".

La otra lección, ha proseguido, es que Ecuador debería tener sistemas de alerta temprana que podrían ayudar a salvar vidas ya que podrían detectar el seísmo y permitir que las personas salgan a tiempo de sus casas, dado que en este tipo de fenómenos cada segundo cuenta.

"Nosotros tenemos que adquirir la cultura, la idiosincrasia de que somos un país sísmico", ha sostenido Andrade. "Aquí vamos a vivir con seísmos para el resto de nuestras vidas. Tenemos que tener sistemas de alerta temprana, sistemas de evacuación, logística para llevar comida y agua a lugares afectados, esto es el pan de cada día en un país sísmico como Ecuador", ha subrayado.

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