HUNTINGTON (UTAH, EEUU), 20 Ago. (EP/AP) -
Las autoridades del estado norteamericano de Utah han reconocido que los seis operarios que quedaron atrapados hace dos semanas al derrumbarse la mina donde trabajaban podrían no ser encontrados nunca y quedar sepultados para siempre en la montaña, que todavía sufre movimientos telúricos.
Por tanto, las familias de los mineros, entre los que hay tres mexicanos, denunciaron que las autoridades les dan por muertos y que han abandonado la búsqueda. "Sentimos que se han rendido y que sólo esperan que los seis mineros mueran", señaló Sonny Olsen, portavoz de los familiares, al leer una declaración escrita mientras unos 70 parientes de los mineros atrapados permanecían de pie detrás de él.
Las mediciones de la calidad del aire en el cuarto agujero perforado a más de 450 metros de profundidad en la montaña mostraron que el oxígeno que hay en la cavidad donde supuestamente están los mineros es insuficiente para permitir la vida y los esfuerzos para enviarles señales no han obtenido respuesta.
"Es probable que estos mineros no sean encontrados", dijo Rob Moore, vicepresidente de Murray Energy Corporation, empresa copropietaria de la mina Crandall Canyon.
La noticia ha supuesto una modificación en el tono de las evaluaciones de las autoridades de la mina en torno a las oportunidades que tienen los hombres de ser rescatados, esperanzas que habían mantenido incluso después de que tres miembros de los equipos de rescate murieran y seis más resultaran heridos el pasado jueves después de que la montaña se moviera de nuevo.
Las familias de los mineros desaparecidos exigieron que los equipos de socorro comenzaran a taladrar inmediatamente un agujero de 75 centímetros de diámetro en el que se pudiera hacer descender una cápsula de rescate. "Estamos aquí a merced de los funcionarios a cargo y sus así llamados expertos. Se está desperdiciando tiempo precioso, y no tenemos tiempo que perder", afirmó Olsen.
Ha habido muy poca evidencia de que los seis mineros sobrevivieran al primer derrumbe el pasado 6 de agosto. Los trabajadores han creado un pequeño acceso a la cavidad de la mina a través de cuatro agujeros perforados con taladros y en los que se introdujeron videocámaras y micrófonos.
Los equipos de rescate golpearon la broca de un taladro y detonaron explosivos el sábado con la esperanza de obtener una respuesta, pero no recibieron ninguna.
