ATENAS, 6 May. (EUROPA PRESS) -
Human Rights Watch (HRW) ha denunciado los abusos frecuentes de la Policía de Atenas contra personas sin hogar, prostitutas y drogodependientes. Abusos que incluirían detenciones arbitrarias y recurrentes altos de la policías lo que interfiere con su acceso al sistema sanitario y otras prestaciones sociales.
"El nuevo Gobierno tiene un importante compromiso para cambiar los métodos policiales en el centro de la ciudad, hacen falta medidas legales concretas para acabar con estos abusos", afirma Eva Cossé, portavoz de HRW.
La organización ha detallado cómo las persecuciones y la detenciones sin motivo aparente se producen en el centro de Atenas, en zonas transitadas por trabajadoras sexuales y drogodependientes y son precisamente estos colectivos los objetivos de los abusos policiales. Se les para o se les detiene en lugares como paradas de autobús cuando entran en centros de día donde se les trata de apoyar, según las conclusiones de HRW.
Así, la organización denunciado que en varias ocasiones agentes atenienses han llegado a detener a miembros de la investigación de HRW en Grecia. Por todo la asociación humanitaria ha hecho un llamamiento al Gobierno del primer ministro, Alexis Tsipras, para que cesen las hostilidades policiales, ya que, como apunta Cossé "la vida en las calles ya es suficientemente dura sin abusos policiales".
La denuncia de HRW llega tras la culminación de un informe elaborado entre mayo y septiembre de 2014, en el que la organización llevó a cabo 44 entrevistas en profundidad con personas de grupos sociales desprotegidos y que pasan mucho tiempo en las calles de la capital griega. Además, unas entrevistas adicionales realizadas en el mes de abril indican que los abusos no han acabado pese a la instauración de un nuevo Ejecutivo.
Los entrevistados en 2014 relataban cómo recurrentemente eran parados por agentes para revisar su documentos de identidad, en muchas ocasiones llevados a comisarías donde permanecían durante horas. Muchos de las personas con las que HRW ha realizado el estudio, afirmaban ser objeto de las detenciones por su apariencia más que por acciones probadas.
En su mayoría denunciaban haber sido tratados de forma inadecuada por los agentes, describían un tratamiento de acoso, amenazas e insultos, y varios aseguraban haber sido objeto de abusos físicos. "A cualquier sitio que vaya, o de cualquier sitio que venga, aunque no haya provocado a nadie ni haya hecho algo, siempre acabas en una comisaría", relata Eirini, de 30 años y que forma parte de un programa de metadona.
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