KHALED ABDULLAH ALI AL MAHDI
EL CAIRO 5 Abr. (Reuters/EP) -
Un dirigente del movimiento insurgente huthi, que controla gran parte de Yemen, ha manifestado la disposición del grupo a negociar siempre y cuando cesen los bombardeos de la coalición internacional liderada por Arabia Saudí y el diálogo sea coordinado por un actor "no agresivo".
El portavoz, Salé al Sammad, ha explicado en un correo electrónico remitido a Reuters que en cualquier caso los yemeníes rechazan la imposición de un presidente impuesto por los saudíes, en referencia a Abd Rabbu Mansur Hadi, para quien el propio Al Sammad trabajaba como asesor. Hadi ha huido del país tras la ofensiva de los huthis sobre Adén, último reducto de las tropas leales al Gobierno.
"Mantenemos nuestra postura sobre el diálogo y exigimos que prosiga a pesar de todo lo que ha ocurrido, sobre la base del respeto y el reconocimiento mutuo", ha afirmado Al Sammad.
"No tenemos más condición que que se detenga la agresión y que nos sentemos a dialogar durante un periodo de tiempo concreto (...) y que el diálogo pueda estar supervisado por un actor internacional o regional que no tenga una postura agresiva con el pueblo yemení", ha añadido.
Al Sammad ha manifestado además el deseo de los huthis de que las conversaciones se retransmitan al pueblo yemení "para que puedan saber quién está obstruyendo" el diálogo. Por el momento las conversaciones de paz patrocinadas por la ONU se encuentran suspendidas.
En cuanto a las ambiciones de los huthis, Al Sammad ha desmentido que quieran controlar el sur de Yemen, con un extendido sentimiento separatista, sino que su objetivo es combatir a Al Qaeda. El este del país se encuentra bajo control de grupos islamistas afines a Al Qaeda en la Península Arábiga. "Los hijos del Sur gobernarán sus propios asuntos y tendrán un mayor protagonismo en la nueva escena política", ha asegurado.
Además, ha desmentido que Irán apoye a los huthis. "Incluso si hubiera un apoyo iraní, tal como dicen, no es excusa para esta agresión flagrante", ha argumentado.
El 25 de marzo la coalición liderada por Arabia Saudí comenzó a bombardear a las milicias huthis y a sus aliados, las fuerzas leales al expresidente Alí Abdulá Salé, con la intención de que Hadi pueda regresar a Yemen y mantenerse en el poder.
Según el balance de la ONU, más de 500 personas han muerto y 1.700 han resultado heridas debido a la violencia en las dos últimas semanas.