NUEVA YORK 9 Ago. (EP/AP) -
Unos artículos publicados en la revista liberal 'The New Republic' que relataban varias historias espeluznantes contadas por un soldado que había estado en Irak y que habían suscitado un gran debate en Estados Unidos resultaron ser falsas o exageradas, según fuentes militares y la propia revista.
Las historias publicadas relataban incidentes como el de un chico iraquí, que se hizo amigo de las tropas estadounidenses, al que los insurgentes le cortaron la lengua, varios soldados que se burlaron de una mujer desfigurada que se sentaba cerca de ellos en un comedor, o varios militares que, como diversión, atropellaban perros con los vehículos blindados de transporte de personal.
Los tres artículos presuntamente escritos por el soldado aparecieron desde enero en 'The New Republic', una revista liberal de pequeña tirada y perteneciente a la compañía canadiense CanWest. Las historias, que aparecen bajo el nombre de "Scott Thomas" fueron puestas en entredicho por el 'The Weekly Standard', una revista conservadora, también de pequeña tirada, de la empresa de comunicación de Rupert Murdoch.
Desde entonces, el soldado Scott Thomas Beauchamp, se reveló como el autor de los textos. El 'The New Republic' declaró que Beauchamp "les llamó la atención" gracias a Elspeth Reeve, una periodista de investigación con la que se casó más tarde.
El Ejército anunció esta semana que había concluido una investigación sobre las historias de Beauchamp y habían descubierto que eran falsas. "Durante la investigación, todos los soldados de su unidad refutaron todas las historias que Beauchamp había publicado", comentó el portavoz de la cuarta brigada en Bagdad, el sargento Robert Timmons.
Por su parte, el 'Weekly Standard' dijo que Beauchamp firmó una declaración jurada admitiendo que los tres artículos eran exageraciones y falsedades y comentó en un editorial que "comprobamos la veracidad de los detalles con expertos, contactamos con varios testigos, y presionamos al autor para que nos diese más detalles, pero publicar un ensayo en primera persona desde una zona de guerra requiere fe en el escritor."
"Nosotros conocíamos a Beauchamp personal y profesionalmente por lo que dimos crédito a sus declaraciones", publicaron en el editorial, donde añadieron que habían contactado con cinco miembros de la unidad del escritor que corroboraron sus informaciones aunque pidieron permanecer bajo anonimato.