Líbano.- AI pide que se investiguen posibles abusos y saqueos en Nahr al Bared desde su recuperación por el Ejército

Europa Press Internacional
Actualizado: miércoles, 31 octubre 2007 14:47

MADRID 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

Amnistía Internacional (AI) se dirigió hoy al primer ministro libanés, Fuad Siniora, para pedir una investigación "urgente" sobre los casos de vandalismo, incendio provocado y saqueo de casas y bienes registrados en el campo de refugiados palestino de Nahr al Bared desde que el Ejército libanés recuperó el control del campamento en septiembre, así como sobre los constantes informes de acoso y abusos contra refugiados palestinos por parte de los soldados libaneses.

Entre mayo y principios de septiembre, Nahr al Bared, cerca de Trípoli (norte), fue escenario de fuertes luchas entre miembros de Fatah al Islam, grupo islámico extremista con implantación en el campmento, y el Ejército libanés. Por esta causa, la población civil del campamento (unos 30.000 refugiados palestinos) tuvo que abandonarlo. Los combates provocaron una destrucción importante y causaron al menos 400 muertes, entre ellas 42 de civiles y 166 de soldados libaneses. El pasado 10 de octubre, el Gobierno permitió a los primeros refugiados desplazados de Nahr al Bared volver al campo. Sin embargo, según diversas fuentes, desde que el Ejército se hizo con el control del campo a principios de septiembre ha habido saqueos generalizados, incendios y vandalismo en las casas palestinas abandonadas de Nahr al Bared, lo que ha venido a sumarse a la devastación causada por los combates.

Al parecer, según AI, en muchas casas se han saqueado los objetos más valiosos, como televisores, frigoríficos, lavadoras, joyas y dinero. También se han saqueado tiendas y, en un centro comunitario, se ha robado el generador eléctrico. Asimismo, varias casas parecen haber sido incendiadas deliberadamente desde que terminaron los combates, tal como indican los restos de neumáticos, botes de gas utilizados para iniciar el fuego y manchas de líquido inflamable en las paredes.

Además, según los informes, las paredes de muchas casas se han embadurnado con pintadas antipalestinas, y se han dejado heces humanas en las camas y en otros lugares de las casas (en un caso, en un pozo de agua), al parecer para ofender, e incluso dañar, a los residentes que regresan. Según los informes, al menos tres casas han sido seriamente dañadas o destruidas sin justificación en las semanas posteriores al fin de los combates.

Aunque a los primeros residentes se les permitió regresar a Nahr al Bared hace tres semanas, las autoridades libanesas han seguido prohibiendo la entrada a los medios de comunicación, y no han permitido introducir equipo fotográfico en el campo, segúN AI.

Pese a ello, se han logrado algunas imágenes que parecen dar credibilidad a los informes de saqueos y vandalismo desde que terminaron los combates. En su carta al primer ministro Siniora, Amnistía Internacional puso en duda los motivos de esta negación del acceso a los medios de comunicación y a otros observadores independientes, y señaló que las restricciones pueden alimentar el temor de que los informes sobre saqueos y vandalismo desde que el Ejército se hizo con el control del campo estén fundamentados.

ABUSOS DE SOLDADOS

Amnistía Internacional ha instado asimismo al Gobierno a investigar las denuncias de acoso y abusos contra palestinos, especialmente hombres, en muchos casos tras dárseles el alto en los controles militares de las cercanías de Nahr al Bared. La organización ya expresó su preocupación por estos informes en una carta enviada al ministro de Defensa, Elias al Murr, el pasado mes de junio, pero no recibió respuesta.

Según la información más reciente, sigue sometiéndose a palestinos a tratos humillantes, como lamer las botas de los soldados, o a malos tratos físicos, como palizas. En los casos más graves, en octubre Amnistía Internacional recibió información que indicaba que tres palestinos habían sido torturados mientras permanecían recluidos en el centro de detención del Ministerio de Defensa en Al Yarze, al este de Beirut.

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