JERUSALÉN, 11 Mar. (Reuters/EP) -
El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, ha dicho este miércoles que la ejecución debería ser la respuesta de Israel al "terror árabe", añadiendo más fuego a una campaña electoral en la que ya había sugerido que los árabe israelíes desleales deberían ser decapitados con un hacha.
El político de extrema derecha ha aludido a la pena de muerte, llevada a cabo solo una vez en la historia de Israel, a través de un comunicado en Facebook que hacía referencia al cuarto aniversario de un ataque palestino que mató a cinco miembros de la familia Fogel en un asentamiento judío en la ocupada Cisjordania.
"Durante los largos años en los que hemos vivido con el terror árabe, hemos visto terribles ataques terroristas", ha dicho Lieberman en referencia al ataque de 2011, que se encuentra entre los más traumáticos de Israel. Los dos jóvenes palestinos acusados de matar a la familia Fogel en 2011 están condenados a múltiples cadenas perpetuas.
"Este día nos recuerda que este tipo de animales debe ser tratado de manera inequívoca, y una sentencia de muerte debe ser aplicada", ha añadido. "Estos terroristas no deben permanecer vivos", ha sentenciado.
Aunque la pena de muerte está recogida en las leyes israelíes en casos como grave traición o crímenes contra la humanidad, tan solo fue aplicada una vez a uno de los arquitectos del Holocausto, Adolf Eicham, que fue capturado en 1960 y ahorcado en 1962 después de un juicio en Jerusalén.
En un evento electoral el domingo, Lieberman centró su discurso sobre la minoría árabe, que representa el 20 por ciento en Israel. "No hay nada que hacer con los que están en contra de nosotros, tenemos que coger un hacha y cortarles la cabeza", dijo arrancando algunos aplausos.
En respuesta a estas declaraciones, el parlamentario árabe Ahmed Tibi ha dicho que de acturar así, Israel se asemejaría al Estado Islámico y la brutalidad que utiliza hacia los prisioneros.
Las encuestas predicen que el partido ultranacionalista de Lieberman, Yisrael Beiteinu, obtendrá cinco o seis escaños de los 120 disponibles en la Knesset, muy por debajo de los 13 que posee actualmente. La principal razón es que el apoyo que tenía de los inmigrantes de la antigua Unión Soviética disminuye a medida que se integran más en la sociedad israelí y se decantan por otras opciones.
