MADRID 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
El prestigioso escritor y periodista británico Misha Glenny aseguró hoy en Madrid que la delincuencia internacional es "un fenómeno extendido por todo el mundo, que se expande y diversifica a medida que las economías mundiales se ensamblan en una sola". Según él, esto continuará sucediendo, ya que "nos encontramos en una época de transición, con el avance de la globalización y la caída del comunismo".
Glenny, que presentó su cuarto libro, 'McMafia', mediante el cual trata de "señalar los problemas que suponen las diferentes mafias y de ver cómo y porqué funcionan", precisó que este texto, de investigación, no es definitivo, sino más bien, "un principio para que la gente lo lea y siga investigando".
El autor se refirió a sectores "legales", como el alimentario o el del tabaco, y a otros "ilegales", como el de las drogas o la prostitución, como los que más comúnmente albergan actividades de índole mafiosa. También habló del sector de la construcción, en el que destacó a España y la costa este de Estados Unidos, de la gestión de residuos y del juego. Respecto a este último afirmó que "si ves que en un lugar proliferan los casinos o que uno pequeño se convierte en uno enorme, tienes garantizado que detrás hay crimen organizado".
Por otra parte, Glenny describió el funcionamiento interno de las mafias, que "tienen su origen en la protección", un proceso mediante el cual los delincuentes obligan a las víctimas a pagar por su protección si no quieren ser objeto de represalias. El siguiente paso que dan es "mediar en un conflicto --sea cual sea-- como tercer actor, imponiendo su confianza a ambas partes y cobrando de ellas". En este punto, explicó Glenny, "a veces se dan cuenta de que hay un negocio muy lucrativo y quieren tener parte de él".
Otra estrategia habitual de estos "sindicatos de crimen organizado" es "acercarse al poder político y, si pueden, tomar parte de él". Este hecho, que dificulta la erradicación de las mafias, se produce porque "la política es cara y en ocasiones los políticos aceptan dinero de procedencia dudosa".
El periodista, que ha trabajado para destacados medios de comunicación británicos, como 'The Guardian' o la BBC, aseguró que la mafia "es una profesión muy lucrativa, aunque se corre un riesgo añadido que no se corre en otras, que es el de morir asesinado".
LA MAFIA EN ESPAÑA
En el caso concreto de España, Glenny cree que "hay una característica muy específica", ya que, "es el jefe mundial del mercado de la cocaína desde los años 80" debido a la conexión lingüística con Colombia y a la gran costa que posee. Aunque adelantó que no tiene "datos fehacientes", creó paralelismos entre el caso de Galicia y el de la provincia canadiense de la Columbia Británica, donde "la gente se resiste a deshacerse de la droga --en Canadá el cannabis-- y no colabora con la Policía".
También hizo alusión a otros países en los que ha llevado a cabo parte de la investigación. En Japón, por ejemplo, achacó la existencia de la "yakuza" --la mafia local-- a la necesidad que tenía Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial de que actuara "para que no surgieran movimientos comunistas". De este modo, esta actividad ilegal "se ha institucionalizado en la economía". Lo mismo sucede en Italia, donde a pesar de la derrota de la mafia siciliana en el "macrojuicio" de 1992, ésta todavía "se ve apoyada por la corrupción y desestabiliza la política".
En cuanto a las posibles soluciones a nivel global, Glenny aseguró que no existe ninguna definitiva porque es un fenómeno "muy arraigado en la economía mundial". Sin embargo, sugirió que este fenómeno "se puede reducir o disminuir su influencia" y esbozó una serie de primeros pasos que podrían tomar los diferentes Gobiernos y organizaciones del mundo.
En este sentido, apostó por suavizar los efectos del narcotráfico creando "políticas y regímenes de impuestos comunes, probablemente a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC)" que resten sentido a las actividades de contrabando. Además, advirtió que, tarde o temprano, "los políticos tendrán que llevar a cabo un debate serio sobre la conveniencia o no de ilegalizar estas prácticas" porque "todavía no lo han hecho".