La mujer afgana, gran ausente de los comicios

Actualizado: miércoles, 19 agosto 2009 19:51


KABUL, 19 Ago. (Reuters/EP) -

Los problemas de seguridad, las crecientes denuncias de fraude y la ausencia de personal electoral femenino suficiente podrían llevar a que este jueves numerosas mujeres afganas no acudan a las urnas a votar en las elecciones presidenciales y a los consejos provinciales, según han denunciado tanto diplomáticos como organizaciones humanitarias. Además, aunque los candidatos aseguran defender los derechos de las mujeres, han sido duramente criticados por no llevar a sus esposas a sus actos de campaña.

Aunque el voto femenino se ha convertido en un bloque potencialmente poderoso en algunas zonas, es poco probable que la mayoría de las mujeres ejerza su derecho a votar en el sur y el este del país, las zonas más inseguras y donde la presencia de los talibán es particularmente importante.

"Las provincias del sur son una comunidad más cerrada y más conservadoras culturalmente y la tasa de analfabetismo entre las mujeres es muy alta", destaca Massuda Jalal, doctor que se presentó como candidato a las primeras elecciones presidenciales en 2004.

Además, las tarjetas de censo de las mujeres --que éstas deben presentar en el colegio electoral para poder votar-- son un objetivo fácil para el fraude en este país, según los observadores, puesto que muchas mujeres no tendrán una fotografía que la acompañe debido razones culturales y religiosas. "Hay un problema con el hecho de que muchas mujeres no se han tomado fotos y esto significa que se puede hacer un uso indebido de sus tarjetas", lamenta Jalal.

En términos prácticos, las autoridades temen que no habrá suficientes miembros de las fuerzas de seguridad femeninos para registrar a las mujeres en los colegios electorales en muchas zonas. Tanto el enviado especial de Estados Unidos para Afganistán, Richard Holbrooke, como la ONU han expresado recientemente su preocupación sobre la posibilidad de que las mujeres no puedan participar libremente en el proceso electoral.

En las zonas más conflictivas como la provincia de Helmand, en el sur, parte de la cual sólo han sido controlada por las tropas extranjeras recientemente, el censo electoral comenzó hace tan solo unas semanas y se han visto pocos signos de mujeres haciendo cola para registrar sus nombres y poder votar.

"En estas zonas, si no tenemos los mecanismos adecuados en marcha, habrá la posibilidad de que el cabeza de familia o de la tribu use la tarjeta de su mujer para su propia elección", lamentó Jandad Spindar, director de Elecciones Libres y Justas en Afganistán.

También Human Rights Watch (HRW) ha expresado su preocupación por la participación de las mujeres. Según esta organización, el Gobierno, la Comisión Electoral, las fuerzas internacionales, la ONU y los donantes internacionales "han hecho poco para contrarrestar los retos" a los que se enfrentan las mujeres, empezando por los "obstáculos culturales" para ir a votar.

En particular, en lo que se refiere a la presencia de personal de seguridad femenino, considera que se comenzó "muy tarde a reclutar" las fuerzas necesarias. Asimismo, HRW denunció que las medidas de seguridad para las mujeres candidatas fueron desorganizadas e inefectivas, puesto que en muchas zonas los guardaespaldas prometidos por el Ministerio del Interior no se materializaron.

CENSO DE MUJERES

Por su parte, Sima Samar, presidenta de la Comisión Independiente Afgana de Derechos Humanos, indicó que ha habido niveles sospechosamente altos de registro de mujeres en Logar, al sur de Kabul, y en otras zonas del sur donde las tradiciones islámicas hacen que no sea frecuente que las mujeres viajen solas o interactúen en público.

Según una fuente conocedora de los preparativos electorales, "la gente sabe que es mucho más fácil rellenar una urna con votos de mujeres que una urna con votos de hombres". Asimismo, indicó que en algunas provincias, como Nuristán (este) y Paktia y Paktika, en el sureste, hay más mujeres censadas que el número total de mujeres.

El grupo religioso o étnico al que pertenezcan las mujeres será clave a la hora de que acudan o no a las urnas. Así, se espera que las hazaras, tradicionalmente más liberales y de confesión chií, acudan sin problemas a votar, mientras que en el caso de las pashtunes, de confesión suní, se teme que su voto sea mucho menos numeroso.

Kabul, que cuenta con una fuerte presencia de fuerzas de seguridad y con la mayor concentración de mujeres con educación y trabajadoras, debería ofrecer la mejor comparación frente a las zonas más tradicionales del sur y el este. "Si hay más mujeres que votan en Nuristán que en Kabul, uno sabe que definitivamente hay algo que no funciona", señaló la fuente anteriormente citada.

AUSENCIA DE LAS MUJERES DE LOS CANDIDATOS

Por otra parte, el hecho de que ninguno de los candidatos haya exhibido en público a sus esposas durante la campaña pese a que todos ellos aseguran estar a favor de los derechos de las mujeres también ha generado duras críticas en el país.

"¿Cuándo una persona no permite los derechos de su esposa, cómo puede restaurar los derechos de otras?", se pregunta la diputada por Parwan Shafiqa Noori, para quien algunas de las mujeres de los candidatos estuvieron fuera de la campaña porque son analfabetas pero también porque éstos no fueron lo suficientemente valientes como para mostrarlas en público.

Las mujeres de algunos candidatos trabajaron previamente en puestos de la administración y cuando éstos consiguieron mejores puestos simplemente escondieron a sus mujeres en casa, lamenta Noori en declaraciones a la agencia independiente Pajhwok. Esta diputada considera que los candidatos deberían unir a sus esposas a sus campañas electorales con el fin de que las mujeres crean que realmente estos pueden hacer algo por ellas y que quieren su participación en la política del país.

Humira Adil, que trabaja en el Parlamento afgano, tampoco se cree las promesas de los candidatos a la presidencia en lo relativo a la mujer. "Esto serán sólo palabras porque lo hemos experimentado", declaró a Pahwok. La mujer del presidente, Hamid Karzai, "es médico, pero no tiene permiso para trabajar" mientras que la mujer de Abdulá Abdulá, su principal rival, "trabajó antes de su matrimonio", "así que creo que sólo será un eslogan y no creo en sus eslóganes", aseveró.

En opinión de Daad Noorani, analista de cuestiones políticas, los candidatos sólo hablan de los derechos de las mujeres y quieren que sean otros los que expongan a sus esposas ante la comunidad. "Quien quiera que diga algo debe, en primer lugar, ponerlo en práctica", afirmó.

"Pero si alguien no permite que su esposa salga y asegura que está a favor del desarrollo de las mujeres, está completamente equivocado", agregó, advirtiendo de que ninguna mujer debería confiar en tales promesas ni votar a estos candidatos.