MADRID 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los ministros del nuevo Gobierno de Francia, encabezado por Michel Barnier, han recibido este lunes las carteras ministeriales con discursos en los que han avanzado cuál será su línea y entre los que ha destacado el nuevo ministro del Interior, Bruno Retailleau, quien ha incidido en la necesidad de "restablecer el orden" en el país para garantizar la libertad.
"Tengo tres prioridades: restablecer el orden, restablecer el orden y restablecer el orden", ha aseverado el nuevo encargado del Interior en el patio del Hotel de Beauvau, sede del Ministerio, durante la ceremonia del traspaso de cartera de manos de su predecesor, Gerald Darmanin.
Retailleau ha insistido en que "cuando no hay orden, la libertad está amenazada", y ha deslizado que tratará de restablecer la situación tanto en las calles del país, como "en las fronteras". Asimismo, ha señalado que no se tolerarán las faltas de respeto ni muestras de odio hacia las fuerzas de seguridad del país.
El nuevo ministro del Interior, conocido hasta ahora por ser el líder de Los Republicanos en el Senado, destaca por sus posiciones firmes en contra de la inmigración y en favor de aumentar los controles en las fronteras de la Unión Europea, lo que le acerca a posturas cercanas a las de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen.
Por su parte, el nuevo ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, ha asegurado que su programa pasa por "defender el Derecho Internacional" y reforzar la cooperación con países socios y aliados, pues considera que ni la prosperidad europea ni nacional puede construirse "aislada del resto del mundo".
"En Ucrania, en Oriente Próximo, en Haití, en la región de los Grandes Lagos, en el mar de China, este Ministerio defenderá en cuerpo y alma el Derecho Internacional al servicio de una paz justa", ha señalado el nuevo encargado de la diplomacia francesa frente a su predecesor, Stéphane Séjourné.
"La democracia está siendo atacada por todos lados: Nuestro país es el objetivo y el bombardeo de los enemigos de la democracia. Francia se defenderá de todas las injerencias externas, de todas las amenazas híbridas", ha añadido Barrot, mandando además un mensaje de apoyo a las mujeres iraníes y afganas. "No están solas", ha dicho.
Por otro lado, el nuevo encargado de las funciones de Justicia, Didier Migaud --el único ministro de perfil izquierdista en el nuevo Gobierno francés--, ha señalado que "el principal desafío" al que se enfrente es al de "reforzar la confianza de nuestros ciudadanos en la Justicia".
"La desconfianza en nuestras instituciones es un mal que corroe la convivencia (...) Aumentar esta confianza no será posible sin la institución judicial y quienes la dan vida", ha manifestado el ministro Migaud ante su predecesor, Eric Dupond-Moretti, según informaciones recogidas por 'Le Monde'.
EL GOBIERNO SALIENTE ASUME "ERRORES"
Por su parte, algunos de los ministros salientes han hecho balance de su andadura en el Gobierno francés y han sacado pecho de algunas decisiones, aunque también han reconocido que se han cometido errores aún intentando actuar siempre en favor del país y por el bien de la ciudadanía.
Es el caso de Darmanin, que asegura abandonar el Ministerio del Interior "con la sensación de haber servido al país", aunque con "cosas que mejorar". "La seguridad de los franceses debe reforzarse aún más", ha señalado el exministro, que ha aconsejado a su sucesor tener "firmeza" en sus decisiones.
En la misma línea que Darmanin se ha manifestado también el exministro Dupond-Moretti, quien ha expresado su "emoción" por haber podido servir al país y ha sacado pecho de algunos logros, como el haber engrosado la plantilla de trabajadores del sistema judicial, aunque también ha reconocido ciertos "arrepentimientos".
Asimismo, la ministra saliente de Educación, Nicole Belloubet, ha lamentado no poder haber llevado a cabo todas las medidas que hubiese querido. Belloubet apenas ha estado siete meses al frente del ministerio y ha lamentado que este "no es tiempo suficiente para cambiar el sistema educativo, que realmente lo necesita".
Francia celebró a comienzos de julio unas elecciones legislativas en las que el bloque de izquierdas, el Nuevo Frente Popular (NFP), se hizo con la victoria aunque sin mayoría. La coalición afín a Macron, Juntos por la República, quedó en segundo lugar, por delante de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen.
La coalición liderada por Los Republicanos, partido al que pertenece Barnier, quedó en cuarto lugar con apenas 60 de los 577 escaños en la Asamblea Nacional. El nombramiento de Barnier ha desatado las críticas del NFP, que ha convocado manifestaciones e incluso ha presentado una moción de censura contra Macron.
El nuevo Ejecutivo está integrado en su mayoría por ministros de Juntos por la República, aunque también hay presencia de Los Republicanos y del centrista Movimiento Demócrata. Desde Agrupación Nacional han señalado que este es un gobierno "de transición" consecuencia del "lodazal generado por las alianzas antinaturales".
Por su parte, la que fuera candidata a primera ministra por el Nuevo Frente Popular, Lucie Castets, ha lamentado que la democracia "ha sido humillada" con el nombramiento de un gobierno "de derecha pura". El destacado líder progresista Jean-Luc Mélenchon ha abogado por "deshacerse del gobierno no antes posible".