NUEVA YORK, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El presidente estadounidense, Barack Obama, comienza hoy su trabajo con grandes retos que abordar, como la crisis económica del país y las dos guerras abiertas en Irak y Afganistán, pero lo hace convencido de que su Gobierno "funcionará" aunque para ello hará falta que "los estadounidenses se unan" y les respalden.
Así de convencido se mostró anoche el presidente en una declaración en exclusiva a la cadena ABC News en uno de los bailes celebrados en su honor tras su investidura en el Capitolio. "El Gobierno va a funcionar, haremos que funcione", afirmó, incidiendo en que "en último término será la unión del pueblo americano lo que determinará lo que logramos y cómo conseguimos superar algunos de los difíciles retos".
En cuanto a su toma de posesión, que le convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos, Obama dijo que lo que recordará por encima de todo es a los estadounidenses. "Creo que se trata más del modo en el que los estadounidenses han hecho esto que sobre una elección", aseveró desde el baile celebrado en el Washington Convention Center.
"Uno tiene la sensación de que los niños se están replanteando sus prioridades, los vecinos están comenzando a pensar el uno del otro de forma diferente, y ese tipo de espíritu", señaló, explicando que precisamente con su discurso esperaba transmitir que el espíritu americano es lo que guiará al país en estos momentos difíciles.
En cuanto a su agenda, Obama indicó que la crisis económica será su prioridad una vez que hoy comience su trabajo. "Afortunadamente, hemos visto que el Congreso ha comenzado a trabajar inmediatamente en el paquete de rescate económico, haciendo que se apruebe y que la gente se ponga de nuevo a trabajar, y eso será en lo que más nos centremos", afirmó.
Asimismo, precisó que su Administración "hará una serie de anuncios tanto en el plano doméstico como de política exterior que creo que será críticos que actuemos rápidamente en ellos y que no podremos demorar". De hecho, Obama ya ha ordenado que los juicios abiertos contra los prisioneros de la base de Guantánamo se suspendan durante un plazo de 120 días mientras su Gobierno toma una decisión sobre el futuro de este centro de detención.
