ISLAMABAD 27 Jun. (EP/AP) -
Un juez del Tribunal Supremo de Pakistán declaró hoy que el escándalo sobre la suspensión el 9 de marzo del magistrado Iftijar Mohammed Chaudhry por parte del presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, ha hecho un "gran daño" al país y debe rectificarse.
La decisión de desposeer de su cargo al magistrado llenó las calles de abogados y opositores del régimen de toda la nación e hizo de Chaudhry la cabeza visible del creciente movimiento en favor de la democracia. La vista del Supremo para decidir si la suspensión debe ser revocada, comenzó el mes pasado y se espera que el Tribunal dé su veredicto en julio.
En la vista, el juez Jalil ur Rahman Ramday destacó la responsabilidad que tiene el Tribunal Supremo, pero no dio indicaciones sobre su futura decisión, aunque sus declaraciones podrían ser vistas como una forma de animar a todos los frentes envueltos en la crisis para que se comprometan. "Ésto no es un caso, es una crisis", comentó Ramday en cuanto los abogados de Chaudhry terminaron de explicar sus argumentos, "Se ha hecho un gran daño", añadió. "Todos debemos rectificar este error juntos", declaró Ramday, para poder crear una "nación unida, fuerte y cohesionada".
Musharraf insiste en que el caso contra Chaudhry no tiene motivos políticos. Aun así, sus opositores le acusan de intentar destituir a un juez que tenía objeciones sobre su continuidad como presidente y máximo dirigente militar de Pakistán.
En el Juzgado, los abogados de Chaudhry argumentaron que Musharraf y el tribunal judicial que investiga los cargos se han excedido en sus poderes con la suspensión de Chaudhry. También acusaron a Musharraf de rechazar su deber constitucional de considerar cuidadosamente los cargos. Los fiscales del Estado comenzarán sus respuestas mañana.
Musharraf, un aliado clave de Estados Unidos que se alzó con el poder en un golpe de Estado en 1999, anunció su intención de pedir a los legisladores provinciales y federales que le concedan un nuevo mandato de cinco años. Mientras, los partidarios de la oposición insisten en que las actuales asambleas carecen de legitimidad y que se debería intentar conseguir la presidencia después de las elecciones generales de enero de 2008.
Algunos analistas advierten de que la crisis ha aumentado la presión sobre Musharraf, que necesita apuntalar sus apoyos alcanzando un acuerdo de poder con la antigua primer ministra Benazir Bhutto, líder del principal partido opositor, el Partido del Pueblo Paquistaní (PPP). Bhutto comentó a Musharraf que aunque sea moderado y aliado de Estados Unidos, debe renunciar a su cargo militar y restaurar un Gobierno civil si quiere mantenerse como presidente.