MADRID 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
El miembro del comité ejecutivo del Partido Libertad y Justicia (PLJ) Amr Darrag ha criticado este jueves las declaraciones del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, en las que acusó a la organización islamista Hermanos Musulmanes de "robar" la revolución que derrocó en 2011 al expresidente Hosni Mubarak, y ha dicho que son "censurables" y "equivocadas".
"Es el golpe de Estado militar (que derrocó al expresidente Mohamed Mursi) el que robó la revolución y pisoteó la voluntad popular", ha dicho, antes de criticar a Kerry por "intentar agradar a los responsables del golpe a costa de la verdad".
En este sentido, Darrag ha sostenido que los comentarios del responsable de la diplomacia estadounidense son "defectuosos" y que "demuestran que no está cualificado para hablar de los asuntos internos egipcios o para hablar sobre la revolución".
"El papel de Hermanos Musulmanes en todas las etapas de la revolución es claro y está vien documentado, desde el 25 de enero en la llamada 'Batalla de los Camellos' a todas las manifestaciones contra el poder militar y la formación de un Gobierno civil, hasta el rechazo al golpe militar contra los principios de la Revolución del 25 de enero", ha indicado.
"¿Cómo se puede llamar ladrones a los que se ganaron la confianza del pueblo egipcio en las cinco elecciones libres y justas celebradas desde la revolución, cuyos resultados fueron monitorizados por organizaciones internacionales y reconocidos por todos los países, incluyendo Estados Unidos?", se ha preguntado Darrag.
Así, ha afirmado que "está totalmente claro que Washington apoyó el golpe de Estado desde el primer momento y que ahora apoya políticas que violan los Derechos Humanos y los valores estadounidenses". "Ahora está claro que el Gobierno estadounidense está detrás de los intentos para abortar la 'Primavera Árabe' en todos los países en los que tuvo éxito", ha remachado.
DECLARACIONES DE KERRY
En unas declaraciones ofrecidas el miércoles, Kerry afirmó que Hermanos Musulmanes había "robado" la revolución y sostuvo que "los que se manifestaron en la plaza Tahrir no tenían motivaciones religiosas".
"Estaban motivados por lo que veían a través de este mundo interconectado y querían una oportunidad para conseguir una educación, un trabajo y un futuro, y no un Gobierno corrupto que les impedía todo eso y aún más", dijo Kerry, según un extracto publicado por el Departamento de Estado.
"Publicaron sus puntos de vista en Twitter y Facebook, y eso llevó a la revolución, que fue posteriormente robada por el grupo más organizado existente en el Estado, que era Hermanos Musulmanes", manifestó.
El Gobierno del presidente Mohamed Mursi fue derrocado el 3 de julio tras un golpe de Estado que llegó tras semanas de manifestaciones multitudinarias en su contra. Pese a que también hubo manifestaciones a su favor, éstas fueron de menor calado.
EL PAPEL DE HERMANOS MUSULMANES
Pese a que las manifestaciones contra el Gobierno de Mubarak fueron impulsadas y protagonizadas por manifestantes progresistas y de tendencia laica, las posteriores elecciones se saldaron con la victoria de la formación islamista, con un gran peso en las zonas rurales y en la mayoría de la sociedad, que la veía como una alternativa al anterior Ejecutivo por sus años de oposición.
Desde entonces, las organizaciones revolucionarias y varios partidos opositores laicos criticaron duramente a la organización, que no se unió en un principio a las manifestaciones. Las críticas fueron en aumento durante su Gobierno debido a lo que la oposición consideraba como una aquiescencia por parte de la formación islamista con los elementos del antiguo Ejecutivo de Mubrak.
Tras la llegada al poder del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas tras la salida del poder del expresidente Hosni Mubarak, Hermanos Musulmanes hizo un llamamiento al fin de las protestas y se posicionó cerca de las autoridades interinas --personificadas en el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas--, lo que fue considerado una "traición" a la revolución y sus objetivos.
Las tensiones aumentaron a raíz la victoria en las posteriores elecciones presidenciales de Mursi y de sus medidas, que las fuerzas revolucionarias consideraban destinadas a beneficiar al grupo y a impedir un progreso real en las demandas mantenidas durante las protestas en el país.
Entre las medidas más controvertidas estuvo el la sustitución del fiscal general, una medida que violó la independencia del aparato judicial, que rechazó de plano la medida. Pese a ello, el elegido de el presidente, Talaat Abdulá, siguió en el cargo hasta el derrocamiento de Mursi el 3 de julio.