MADRID 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno angoleño ha negado que las tropas de su país estén combatiendo junto al Ejército congoleño en la provincia de Kivu Norte, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Los rebeldes del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), del general rebelde tutsi Laurent Nkunda, habían denunciado la presencia de soldados angoleños en la zona, pero el propio Nkunda admitió 48 horas después que no tenía pruebas de ello.
La Embajada de Angola en Kinshasa ha asegurado que "en estos momentos no hay ningún soldado, ningún oficial angoleño, en la región de Kivu". "Todo lo que se ha dicho son simples especulaciones", añadió la Embajada, citada por Radio Okapi, la emisora de la misión de la ONU (MONUC). "Siempre hemos formado a los hombres y a las mujeres de las Fuerzas Armadas y de la Policía congoleñas", precisó.
El ministro de Asuntos Exteriores congoleño, Alexis Thambwe Mwamba, declaró el pasado domingo en Johannesburgo al término de la cumbre de la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC) dedicada a la crisis congoleña que no se puede excluir el despliegue de soldados angoleños en el este del país, pero precisó que, de momento, no se ha producido, según informó el diario congoleño 'Le Potentiel'.
Por su parte, el ministro de Comunicación y Medios congoleño, Lambert Mende Omalange, declaró hoy que la comunidad internacional es la culpable de los problemas del país y, por tanto, tiene el "deber moral" de implicarse en su superación.
"Congo ha sufrido las consecuencias de la decisión de la comunidad internacional de imponerle la presencia de refugiados ruandeses. Todos estos daños, para su reparación, implican una contribución, includo mayoritaria, de esta comunidad internacional", declaró el ministro y portavoz gubernamental, citado por Radio Okapi.
Varios observadores internacionales han advertido del riesgo de que la intervención militar de los países de la región contribuya a extender el conflicto. Los combates registrados en Kivu Norte desde hace dos meses han causado al menos cien muertos, según la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW), y alrededor de 250.000 desplazados.